La peña taurina Los Machacos de Valencia celebró una nueva reunión, en la que en esta ocasión no estaban en liza sus trofeos Macrodídimo y Didimopático, al no haberse hecho públicos todavía los carteles de la próxima Feria de Julio.
Esta ensolerada, anti estatutaria y singular institución, que cuenta con nueve componentes númerus clausus y que preside el ínclito y nunca bien ponderado magistrado y escritor taurino Mariano Tomás Benítez, aprovechó la cita para hacer un repaso de la situación actual de la tauromaquia.
Con todo, el tema estrella de la noche fue un largo, intenso y clarificador debate sobre algo tan importante en la tauromaquia como es cargar la suerte: lo que se considera que es, qué supone y las ventajas y los inconvenientes que tiene.
Por otra parte, en el transcurso de la reunión, el portavoz polifónico de la peña, Marcelino Belenguer, hizo un más que atractivo y singular recorrido por la Valencia no sólo taurina, sino también teatral y noctámbula de las décadas de los años 70 y 80. Un tema que, antes o después dará lugar a un libro sobre Valencia y sus personajes de ayer, de hoy y de siempre.
Finalmente, otro de los Machacos, el matador de toros y abogado Manolo Carrion, contó una anécdota relacionada con la más candente actualidad.
Y es que, en su época de novillero, una tarde daba la vuelta al ruedo en la plaza de toros de Valencia tras cortar una oreja. Aquel festejo acudió a presenciarlo la selección española de fútbol, que por aquellos días estaba concentrada en el parador Luis Vives de El Saler. Durante la vuelta al ruedo, desde el tendido le arrojaron a Manolo una sudadera del equipo nacional. Cuando fue a devolverla, el propietario de la misma, que era el guardameta Julen Lopetegui, el hasta hace unos días entrenador de la selección española, y destituido por su polémico ficha por el Real Madrid, le dijo que se la quedase. Que se la regalaba. Y aún la conserva Manolo.