Joaquín Sabina se muestra como aficionado sin ambages en el documental de Fernando León de Aranoa.
José R. Palomar
El fin de semana del 18-19 de Noviembre se estrenó en las pantallas españolas el documental “Sintiéndolo mucho”, que toma su título del último tema compuesto por Joaquín Sabina. Una excelente obra fílmica que atrapa al espectador durante 120 minutos (dos horas completas), en la que el cantautor jienense se desnuda (metafóricamente) mostrando su compleja y sincera personalidad. Lo hace sin tapujos y reconociendo y afirmando la condición de aficionado pasional de la Fiesta.
Durante el documental aparecen cosos como el de Úbeda, donde nació Sabina: ahí vio sus primeras corridas de toros. Salen imágenes del ruedo que el cantautor pisa, rememorando las figuras que han desfilado por esa arena. Otro punto importante de “Sintiéndolo mucho” es el concierto que dio el protagonista en la plaza de las Ventas. Y a partir de ahí pueden apreciarse los momentos previos, en los que le entra una especie de “miedo escénico”: conversa con Jimena (su mujer) y su gente más cercana. Sabina se siente, en el fondo, torero y en un momento dado, antes de aparecer en el escenario, ubicado en el centro del ruedo apunta “esto es como cuando suenan los clarines, ¡imagínate lo que les pasa a los toreros, que tienen que enfrentarse a un animal fiero!…”. Es emocionante ver cuando camina por los pasillos de las Ventas, saliendo de su improvisado camerino, para encaminarse a la bocana que da pie al escenario venteño…En un momento dado, y como no podía ser menos, le gritan “torero”, torero”.Luego la cámara sigue al cantante y su grupo en la furgoneta, ya acabado el concierto dirigiéndose al hotel, y Sabina les comenta: “¡no había para tanto con esos miedos previos, el recital ha salido bastante bien!”…
De todos es sabido la unión (y pasión ) del cantautor con México, que ocupa una cuarta parte del documental. A partir de aquí, nos vamos a centrar en lo taurino: en concreto el seguimiento que hace Sabina de José Tomás, acudiendo a verlo al coso de Aguascalientes…justo el día que”Navegante” le infirió esa gravísima cornada, que a punto estuvo de acabar con su vida. Se viven los instantes previos al paseíllo, con ese Tomás reconcentrado, estático, que apenas habla con nadie…En un momento íntimo el jienense se atreve, pudoroso, a saludarle (por la noche el cantante tenía previsto, a su vez, acudir al recital de Joaquín). El cantante no quiere robarle, apenas un minuto diciéndole “maestro, es para mi un honor estar aquí”.
Sangre
Se muestran imágenes del paseíllo, pasajes de la corrida, y como Sabina (sombrero blanco en ristre) sigue con atención el festejo, especialmente la actuación de José Tomás. Tras la vuelta al ruedo en su primer toro, le lanza un obsequio. Pero en la otra res surge la tragedia. No se hace hincapié en la sangre que brotaba de la taleguilla del diestro (la cogida es un “visto y no visto”). A partir de ahí: las prisas, el nerviosismo…Y la alegría tornada en tragedia. Pero el cantante se debe al espectáculo y acude al lugar donde cantará, en medio de llamadas telefónicas. En el camerino da vueltas, maldiciendo lo que ha pasado, elogiando el concepto del toreo de su ídolo. Enganchados al transistor, se aperciben de que están donando sangre, para nivelar la que ha perdido Tomás en la cogida…Y su mujer Jimena, con grupo de sangre compatible, acude en coche hacia la enfermería del coso, tras un inicial titubeo, y el visto bueno de Sabina.
Confesiones
El documental es ameno, y no hagiográfico del cantautor, sino que retrata las luces y sombras de un hombre disidente e indomeñable. Confesiones en mitad de un viaje, camino de un concierto. Arranca todo en el 2009, cuando viaja a un recital en Rota, y finaliza en el presente año. Trece años a través de los cuales el hilo conductor es una conversación reciente de este mismo 2022, entre Fernando León de Aranoa y Joaquín Sabina. En ella repasa su vida, su particular filosofía. Y está pespunteada por unas suculentas imágenes, porque el protagonista dio plena libertad al director para filmar lo que quisiera. Imágenes en su casa, en las calles de México y sus bares o mariachis, o saliendo del hotel ante la espera de sus fans.No falta Buenos Aires, otra de sus “plazas preferidas”.Y refleja también el minucioso proceso de elaboración de un disco, que en este caso es el último: “Sintiéndolo mucho”, que tiene final con sorpresa. No falta (para los “morbosos”) el percance que tuvo hace dos años en el WizinkCenter, cuando estaba cantando con Serrat, y cayó por un foso del escenario. También se puede establecer el paralelismo con el toreo, donde se entrecruza la gloria y la tragedia (que en éste caso pudo ser peor)…
Valentía
Más allá de su condición de seguidor de José Tomás (no cita ningún otro torero, excepto Antoñete en sus opiniones), hay que destacar la valentía de Sabina, en la actual y peor época de “lo políticamente correcto”, al manifestar sin ambages su condición de aficionado a la Fiesta. Nunca se ha escondido, y en sus letras hay multitud de referencias a los toros. Y eso es importante y de agradecer, cuando algunos conductores/directoras de magacines radiofónicos, tratan de esconder ese espectáculo (si no denigrarlo, aunque sea con la boca pequeña). Incluso colaboradores de esos programas, que en diarios de prestigio escriben a veces sobre toros, al ponerse delante del micrófono, olvidan súbitamente esa simpatía hacia el espectáculo taurino…En los cines de Barcelona, donde vive este cronista,el documental ha estado relegado a los últimos compases de la tarde (a partir de las 20h.), que no es el horario prime-time cinematográfico. ¿Será porque aparecen los toros?…Por cierto, desde que hace poco criticó a “cierta izquierda”, algunos de los que le bailaban el agua, “los de la ceja” incluídos, han tornado las cañas en lanzas, a través de las redes sociales…
En “Sintiéndolo mucho” aparece la gente de Sabina: sus múltiples fans, Jimena (su mujer); el músico de confianza…hasta hace poco Pancho Varona, o el que pone sintonía musical al filme: Leiva, cada vez con más protagonismo en la carrera del cantautor.Y suenan sus canciones, como “19 día y 500 noches” o “Ahora”, pero no en su totalidad (salvo la que da título a la pieza cinematográfica). Una frases podría condensar el balance de su vida, tras rebasar los 70: “He pasado de la adolescencia la vejez, sin pasar por la madurez”. ¡Ah!.