Desconocida porque no se comportó como Sevilla (ya hace años que escarbaba, pero este año sin careta ni disimulo) y sorprendente porque hizo cosas increíbles que destruyen gran parte de su prestigio.
Ricardo Díaz-Manresa
Antes llenaban los farolillos. Ahora, que hay más gente que nunca en el ferial, no. Antes, la gente iba a los toros y se llenaba siempre. Pero eso cambió hace años. Ahora va a los toreros. A ver a las figuras.
Antes se podían permitir poner un cartel de relleno en el sábado final y se llenaba. Antes, la de miura, aunque fueran tres mataos, era de no hay billetes. Y ahora ya ven lo que pasó con Escribano tras una descomunal, intensa, continuada y prolongada propaganda.
Hace ya mucho tiempo que la del Príncipe la cruzó Manuel Álvarez “El Bala” y algunos se echaron las manos a la cabeza porque su toreo no era el de Sevilla. Supongo que tendría sus méritos. Años después se echó en brazos de Pepín Liria y el Tato, de la región de Murcia y Zaragoza, que tampoco representaban el toreo de Sevilla. O sea, que esto viene de largo.
Sevilla no va a los toros, va a los toreros. Siempre “no hay billetes” con figuras y carteles rematados y huecos cuando los toreros son de segunda por mucho que los cante la nueva “crítica”.
Ha habido muchas Puertas del Príncipe, 4, que debieron ser 5 y fue negada por el presidente a Roca Rey. ¿Valdrán para algo?. El Juli ya está por encima de eso y sólo aumenta su prestigio. La de Luque, pues ya ven la entrada que hubo tras volver 4 días después. Muchos de los que pidieron frenéticamente las orejas el día del triunfo no volvieron. A Guillermo Hermoso no lo sé aunque no creo al verlo salir por la Gran Puerta con menos gente que nunca. Y sí a Tomás Rufo, aunque ya estaba como privilegiado antes de empezar la temporada.
Y hay cosas sorprendentes : volverse locos con Ferrera y Luque y no enterarse más de una tarde lo que hacía Morante o el día de la cornada a Perera, ejemplar sin hacer ni una mojiganga tan repetidas por Ferrera. Falta de sensibilidad que era lo principal de Sevilla.
Antonio Lorca criticó la blandura o la sinrazón de algunas tardes y para Álvaro Acevedo olía a pueblo. Y otros se echaron las manos a la cabeza. Y otros culpan al AVE. Y Ramón Valencia dice que no van a pedir al carnet de aficionados…
Y los presidentes que se pongan de acuerdo. Unos dan la oreja por nada y otros la niegan por mucho. Me dan más miedo los presidentes que los toros. O empiezan a darme porque de ellos depende el prestigio y la seriedad.
Algo se está haciendo mal me susurran, pero puede ser simplemente un cambio, reflejo de la sociedad.
Ni exigencia injusta ni Puertas del Príncipe como rosquillas. Ni pedir imperiosamente “Sevilla, cámbiate de nombre”.
Ni ver banderilleros que se les ha caído un palo saludando montera en mano.
Ni triunfalismos de afición e informadores