Pasan los días y no hay que olvidar lo de los vascos. Cada vez peor taurinamente en esta, todavía, región de España.
Ricardo Díaz-Manresa
Estamos apañados salvo el ejemplo de Azpeitia y algún otro intento en pueblos con tradición taurina. Gran decadencia en Bilbao, fuerte mediocridad en San Sebastián y desaparecida – ¿hasta cuándo?- la feria de la Blanca en Vitoria. Pasaron de ser tres grandes ferias, muy importantes en España, a quedarse en esto.
No falla cuando partidos terroristas e independentistas son votados porque mucha gente antiespañola : los toros pierden fuerza y público y los políticos antiespañoles muestran el tradicional espectáculo taurino como español y, por tanto, debe ser abolido o, por lo menos, perseguido. La gentuza política antiespañola votada hace todo lo que puede para dañar al espectáculo taurino.
Y no sólo allí. ¿Qué pasó en Barcelona que ante el rechazo de los políticos y la tremenda cobardía de los Balañá, que malditos sean taurinamente, se quedó sin toros la región y toda Cataluña?
Y hasta Galicia. ¿Se sabe algo de la plaza de toros de La Coruña? En el silencio de tantos, se cerró y hasta hoy.
Vamos de mal en peor.
En Vitoria los partidos malditos se cargaron la feria. Pasan los años y nada. Álava está perdida cuando era un ciclo taurino muy atractivo. Aquello está muerto hace ya un tiempo que se antoja excesivo y no quiero pensar que se haya perdido definitivamente, teniendo en cuenta además los vientos maléficos que corren a favor, en toda la tierra vasca, para que sea otra nación separada de España. Bueno, desde la Constitución, los que la redactaron ya empezaron suicidamente porque admitieron que era un país… Coja, cojan el diccionario y vean las diferencias de concepto entre país y nación…Y así nos va…Si son un país, ¿por qué no va a ser una nación?
En San Sebastián la empresa llamada de Madrid vendió –no sé cómo calificar la operación aunque se merece los peores adjetivos – la plaza del Chofre, que ofrecía una feria importante y muy atractiva y los políticos malditos, más listos y valientes que los otros, aprovecharon para que la capital donostiarra se quedara sin toros durante 25 años. Y fue el gran Manolo Chopera, que –incansable—quería toros en su tierra. Paradoja : empresario de todo el mundo…menos de su ciudad…hasta que un cambio político le apoyó y construyó el coso de Illumbe. Pero los 25 años sin toros pesaron mucho y todavía más la desaparición de Chopera. Sus descendientes no han dado con la tecla ni a parar el antitaurinismo político, que sigue, y se pasó de una Semana Grande a una mitad de semana pequeñita. Ni la gestión ni la composición de carteles es acertada. Público retraído que no la llena ni por casualidad.
Y no digamos Bilbao perdida la gestión oficial, que mantenía la tradición y el tipo, a otra particular desde hace dos años, con los hijos de Chopera incluídos, que no da una. Ya este año se redujo la feria en una función, no pasaron del tercio de entrada salvo dos días. Y ver la feria de Bilbao –lo que fue y lo que es- da pena.
Si empeora la política, que parece que sí, los toros y los vascos estarán cada vez más lejos.
Y los taurinitos, como siempre, a tragar, cruzarse de brazos y no hacer nada. Estamos apañaos.