Pedro Gutiérrez Moya El Niño de la Capea, uno de los grandes nombres de la tauromaquia del último cuarto del pasado siglo, regresará a los ruedos por un día. Lo hará para tomar parte en un festival que se celebrará el sábado 18 de abril en la plaza de Medina del Campo. En este festejo, a beneficio del Asilo San José, compartirá cartel con Domingo López Chaves, Julián López El Juli, Matías Tejela, Miguel Ángel Perera, Pedro Gutiérrez Lorenzo, José Garrido y el novillero valenciano Borja Collado, quienes lidiarán utreros donados por las ganadería de El Capea, San Pelayo, Ignacio López Chaves, El Freixo, Garcigrande y Voltalegre.
Con este festejo la plaza de toros de Medina del Campo, que el año pasado cumplió su LXX Aniversario, volverá a la actividad tras algunos años en los que, salvo concursos de cortes y festejos populares, no se habían programado espectáculos, a pesar de la gran tradición taurina de esta localidad vallisoletana.
Construida por el impulso del empresario local Manuel Casares Ramos, fue inaugurada el 3 de septiembre de 1949. Aquel día actuaron Domingo Ortega, Pepe Luis Vázquez, quien sustituyó al anunciado Agustín Parra Parrita, cogido el día antes en Requena y Manolo González, quienes lidiaron un encierro de Samuel Hermanos. El primer toro que pisó el nuevo recinto taurino fue Andarríos, un ejemplar colorado ojo de perdiz.
El día siguiente se lidiaron novillos de la misma ganadería y actuaron los entonces novilleros Calerito, Miguel Báez Litri y Antonio Ordóñez. Y el día ocho saltaron al ruedo tres novillos de Molero, otros tres de Flores Albarrán y otro de Esteban González para el rejoneador Ángel Peralta y los novilleros Rafael Ortega, quien sustituyó a Antonio Ordóñez, El Niño de la Isla y Litri. Este ciclo inaugural se completó con dos espectáculos conmigo taurinos protagonizados por El Empastre y Galas de Arte.
Antonio González Vera, un taurino que por aquel entonces apoderaba a un aspirante que se llamaba Antonio Ordóñez, fue el primer empresario de la plaza.
Según un estudio del veterinario y escritor Luis Alonso Hernández, hasta la construcción del nuevo inmueble, hay constancia de que se celebraron festejos en Medina del Campo en lugares como el patio interior del antiguo cuartel que, incendiado por los franceses durante la Guerra de la Independencia, ocupaba los terrenos donde hoy está ubicado el Cuartel del Marqués de la Ensenada; la plazuela de San Agustín y algunas dependencias del convento de Nuestra Señora de la Gracia, que fue de los padres agustinos; la parte trasera del Hospital Simón Ruiz actual Hospital de la Purísima Concepción y San Diego de Alcalá; los terrenos que más tarde ocupó la Fábrica de Armas Metálicas de Pedro García Losada, sobre la actual calle Valladolid y calle de los Muelles. Allí concretamente se instaló un coso permanente como consta en la obra la Tauromaquia de Guerrita: “El día 3 de septiembre del año 1893 se inaugura una plaza en Medina del Campo, con capacidad para 5400 espectadores, de obra de fábrica y dos pisos. La corrida inaugural con reses de Gómez Oñoro, que fueron estoqueadas por los diestros Juan Jiménez “Ecijano” y el cordobés Antonio de Dios “Conejito”.
Durante las fiestas de San Antolín del año 1948, presenciadas, desde su lugar de privilegio por la familia Casares en su propia casa sita en la esquina que forman la Plaza Mayor y la calle Almirante, bajo los cuidados esmerados de la anfitriona, Angelita Araoz, un miembro de la familia, Emilio Casares Herrero lanzó a su tío, don Manuel Casares, constructor y rico hacendado de la villa, las siguientes palabras:
–Tío, viendo esto ¿ no cree que el pueblo de Medina reaccionaría favorablemente ante la sustitución de las capeas, no de los encierros, por los espectáculos en una plaza de toros construida a tal efecto?.
La respuesta del constructor fue una pregunta:
-¿Estás dispuesto a hacer un estudio meditado y que pueda tener visos de realización, a tal efecto?
–Naturalmente que sí. En pocos días puedo tenerlo preparado, tío.
Y a los dos días, Emilio Casares presentó un estudio en que exponía el plan a seguir y las gestiones. Tras una entrevista con el Alcalde de entonces, Aurelio Rojo, quien ofreció su apoyo instándoles a que presenten un anteproyecto detallado ante la Corporación Municipal. Y el día 7 de septiembre, en plenas fiestas, se presentaba el proyecto de la sociedad formada, que se denominaba “La Taurina Medinense S.A”, en la que podían participar cuantos medinenses desearan, mediante la suscripción de acciones, para cubrir el presupuesto de las obras.
Estas fueron dirigidas por el arquitecto Dacio Pinilla. El emplazamiento fue el solar ubicado en la confluencia del camino viejo de Salamanca con el llamado carril del Herido, frente a los jardines del Hospital de Simón Ruiz. El ruedo tenía 47,50 metros de diámetro y el callejón un ancho de 2 metros. Constaba de 8 tendidos con 21 filas de asientos, a los que se accede desde una galería general de circulación que circunda todo el perímetro; a esta galería se penetra desde el exterior a través de cinco puertas de 3,6 metros de anchura además de la del patio de caballos. Las últimas 10 filas de la zona de sombra estaban cubiertas de tejadillo cubierto de teja. Su estructura a base bóvedas tabicadas, sobre las que descansarán las gradas del tendido. Se ha dividido el anillo circular que ocupan las gradas en 52 sectores iguales por otros tantos muros radiales, los que al objeto de aligerar de material y dar paso a la galería de circulación, se calan con grandes arcos parabólicos
Se colocó la primera piedra el 12 de octubre de 1948. Las obras comenzaron el inmediato 1 de noviembre y el coso fue inaugurado apenas nueve meses después: el citado 3 de septiembre de 1949. Nueve meses de trabajo y un presupuesto de dos millones de pesetas fue el montante de su construcción.
Como toreros más destacados nacidos en esta ciudad hay que mencionar a Manuel Blázquez, un rubio espada de excelente corte quien actuó con mucha frecuencia por los ruedos en la década de los 60, apoderado por la casa Balañá. Otro matador de toros, quien además tomó la alternativa en esta plaza, de manos de Morenito de Maracay en presencia de José Cubero Yiyo fue Agustín Boya El Cuco. Vistió de grana y oro, un terno pagado por cuestación popular de muchos medinenses, cuya aportación dieron con gusto a su convecino para que estrenara terno ese señalado día. Y llegaron a torear con picadores otros medinenses como Pedro Antonio Dueñas y Pedro Manuel Montilla, entre otros.
En 2010 en la plaza se llevaron a cabo unas amplias obras de mejora en su estructura.