Talavante puede abrir, sin querer, una luz
El caso Talavante puede cambiar algo significativo, sin que el torero haya movido una pestaña. Puede nada menos que acercar la sociedad al mundo taurino, cada día más alejados, queramos o no.
El caso Talavante puede cambiar algo significativo, sin que el torero haya movido una pestaña. Puede nada menos que acercar la sociedad al mundo taurino, cada día más alejados, queramos o no.
No se quiere despedir octubre, mes maldito ya, sin abundar en la pena, por la triste noticia que nos ha llegaba este fin de semana desde Salamanca, con la muerte de Juan Carlos Martín Aparicio.
Tras la celebración del festival a beneficio de la FTL, cuando clarines y timbales tocan a balances y recuentos, se cierra la temporada en la Valencia y la primera impresión, contable, es positiva, lévemente, pero así es. En cuanto a número de festejos celebrados en 2018 en la Comunidad Valenciana, el total aumentó en uno más que en 2017, y si entonces se dieron 40, ahora hay que anotar 41. Algo es algo, aunque también cabe recordar, por no irnos mucho más atrás y deprimirnos, que en la campaña de 2016 se dieron, sumando las tres provincias valencianas, 44 festejos, entre corridas de toros, rejones y novilladas con picadores.
No parece descabellado crear un certamen de novilladas en gira por cosos como los de Béjar, Almadén, Santa Cruz de Mudela, Campofrío o Bocairent. Los chavales tendrían la oportunidad de torear en plazas históricas y éstas se mantendrían vivas, tal cual han permanecido a lo largo de los últimos siglos.
Colea la actualidad de la feria del Pilar, que tuvo buenos carteles, buenas tardes de toros, despedida emocionante y tarde de figura como único espada pero también temas polémicos.
En tiempos en los que la inmediatez se impone y el esfuerzo cotiza a la baja el ejemplo de Padilla es sublime. El Ciclón convertido en Pirata puede retirarse satisfecho después de enarbolar la bandera de la rebeldía ante los infortunios, de la entrega absoluta, de la fortaleza titánica, de la perseverancia incansable. Hace siete años una cornada en Zaragoza le cambió la vida, pero ninguna de las 40 sufridas pudieron con él.