Hace 60 años, el 17 de abril de 1960, el novillero que había revolucionado el ambiente taurino no solo de Valencia se convertía en matador de toros.
De siempre ha sido la plaza de toros Valencia trampolín y rampa de lanzamiento para toreros no solo de la tierra, y muchos son los nombres que sirven de ejemplo, desde Juan Belmonte hasta los muchos que llegaron de Albacete para abrirse hueco y hacerse un nombre en la ciudad del Turia.
Paco Camino ha sido también uno de ellos y su desde su presentación con caballos, a finales de la campaña de 1959, siempre tuvo la consideración y el favor del público valenciano, que quedó impresionado con su capacidad y cualidades desde aquella tarde del 12 de octubre cuando hizo su primer paseíllo en el coso de la calle Játiva, en que sumó un total de cincuenta y una actuaciones, cuarenta y ocho corridas de toros y tres novilladas, en las que cosechó cincuenta y tres orejas y cinco rabos.
Y si encandiló en su primera actuación, en la que acompañado por Paco Pastor y Miguelillo, dio cuenta de un encierro del Duque de Pinohermoso, saliendo a hombros tras cortar dos orejas y dar cuatro clamorosas vueltas al ruedo, su paso por la feria de fallas del año siguiente fue tan rotundo como triunfal -cinco orejas y dos rabos fue su balance en las dos novilladas en las que intervino-, lo que le valió tomar ya la alternativa también en Valencia, lo que se llevó a efecto el día 17 de abril de aquella misma campaña de 1960, en la por entonces tradicional corrida que organizaba la Asociación de la Prensa.
Jaime Ostos, en presencia de Juan García “Mondeño”, le convirtió en matador al cederle la muerte de “Mandarín”, toro marcado con el hierro de Urquijo del que se llevó una oreja, logrando otra de su segundo toro, confirmando su condición de ídolo de la afición local, algo que ratificaría a lo largo de los siguienets veonte años.