Sábado 8 de febrero de 2025. Plaza de toros de Requena. Media entrada en mañana soleada y fresca. Astados de El Añadío, Manuel Blázquez, Martín Lorca, El Álamo, Ignacio Frías, El Soldado y Luis Algarra. Al cuarto de El Álamo, de nombre Candela, se le premió con la vuelta al ruedo, Al igual que al sexto, Espantado de nombre, del hierro de El Soldado. El rejoneador Roberto Armendáriz, dos orejas. Ortega Cano, oreja tras aviso. Manolo Carrión, dos orejas. Antonio Ferrera, dos orejas y rabo tras aviso. Nek Romero, dos orejas. Juan Alberto Torrijos, dos orejas tras aviso. Bruno Gimeno, oreja.
Entre las cuadrillas lucieron Raúl Martí, David Esteve, José Manuel Montoliu y Angel Otero. Presidio José Ramón García. El doctor Fernando Carbonell asistió en la enfermería a Manolo Carrion de contusiones en la región costal izquierda, de pronóstico reservado pendientes de estudio radiológico.
Enrique Amat, Requena
Requena albergó el festival a beneficio de los Damnificados por la DANA organizado por la empresa, Torofusión y Vicente Ruiz el Soro. Después del paseíllo se interpretó el himno regional valenciano, el himno nacional, se guardó un minuto de silencio y el Soro interpretó un solo de trompeta.
Un festejo de largo metraje, ya que duró más de tres horas, pero que no estuvo exento de mensaje, y de momentos tan lucidos como emotivos. Causó baja a última hora Manuel Escribano por una reciente operación.
Se lidiaron astados de El Añadío, Manuel Blázquez, Martín Lorca, El Álamo, Ignacio Frías, El Soldado y Luis Algarra.
El rejoneador navarro Roberto Armendáriz lidió un cuajado ejemplar de El Añadío, noble y manejable. Le colocó dos rejones de castigo Y clavó banderillas quebrando, reunido y arriba. Clavó tres de las cortas y mató de una estocada de efectos contundentes
Ortega Cano se enfrentó a un novillo de Manuel Blázquez colorado, muy cómodo por delante. El legendario y veterano espada lanceó con gusto y cadencia a la verónica y fue capaz de dibujar el toreo con la mano derecha con gusto y prestancia. Le costó al matar.
Manolo Carrión, frente un novillo de Martín Lorca, mostró una más que destacada suficiencia, oficio, buena colocación y solvencia. Muleteó con soltura y empaque a un ejemplar que nunca se entregó, que siempre se salió desentendido de los embroques y con la cara media altura, sin entrega, ni humillación. Pese a todo, Manuel firmo una faena, que había brindado a Mar, su mujer, de excelente corte en la que estuvo muy por encima de las condiciones de su oponente. Una notable actuación. Fue aparatosamente cogido al entrar a matar y zarandeado de manera angustiosa. Gracias a Dios sin consecuencias
Antonio Ferrera mató un novillo de Él Álamo, bien presentado, que se vino con alegría, aunque le costó algo y escarbó más de la cuenta buscando el abrigo de tablas. Le saludó con una larga de rodillas, para luego lancearlo con vistosidad y vibración con un capote azul. Luego banderilleó con espectacularidad, alternando con José Manuel Montoliu. Tuvo la virtud de meter en el canasto un toro descreído, montado, al que le costó descolgar y le firmó un trasteo en el que sobresalíó por su templanza, cadencia, sometimiento y gusto al torear con la mano izquierda, llevando muy sometido a su antagonista, del que estuvo muy por encima y que oareció más de lo que fue en sus manos. Lo dio todo con alegría y disposición.
Nek Romero estoqueó un ejemplar de Frías, colorado, ojo de perdiz, bociblanco y bizco de cuerna, al que firmó un emotivo quite a alimón con su paisano Juan Alberto Torrijos. Realizó una muy torera apertura de faena, con pases, cambiados y trincherazos. Luego lució por su toreo asentado, muy firme de plantas, y toreando en un palmo de terreno, dispuesto y sincero. Mató de una buena estocada.
A la puerta de chiqueros se fue Juan Alberto Torrijos a saludar a porta gayola a un burraco ejemplar de Él Soldado, que se dejó pegar en varas y tuvo movilidad, aunque con su punto de exigencia y con el defecto de soltar la cara. Torrijos abrió su labor con un pase cambiado de rodillas en la boca de riego, y luego, espoleado, y enfibrado, consiguió un trasteo en el que lució por el sentido de la ligazón y la entrega. Faena reveladora de un torero en progresión, que además estuvo rematada por un colosal volapie.
Y Bruno Gimeno plantó cara a un cuajado y rajado novillo de Luis Algarra. Se permitió el gran lujo de alternar en banderillas con Antonio Ferrera. Y en el terciogibal no dejó de intentarlo con buenas formas, ante un antagonista que se rajó de salida, muy acobardado y que estuvo durante toda su lidia buscando el abrigo de las tablas. Suelto, con desparpajo y sobrado de recursos, supo pases y no se cansó de intentarlo con plausible y sobresaliente actitud. Se pegó una arrimón de órdago a la grande en el epílogo de la faena.