Superadas las fiestas navideñas, superado el trauma postnavideño y superado el blue monday -ese nuevo fenómeno que hemos importado y que según una fórmula matemática asegura que el tercer lunes de enero es el día más triste del año, toma ya…-, la temporada taurina ya comienza a dejar oir el pasodoble que anuncia su inminente presencia.
Ya suenan combinaciones para ferias y ternas para las primeras corridas de la campaña; se dan carteles para los seriales más madrugadores, se ultiman acuerdos de apoderamiento y se conceden explotaciones de plazas con la vista puesta en el ejercicio que arranca de aquí a nada.
Y al analizar lo que puede dar de sí – o de no- este nuevo año taurino, las expectativas, a priori, claro, no pueden ser más esperanzadoras, por mucho que el esto se acaba sea un mantra que machaca.
Si miramos al escalafón de matadores, el que soportará el peso del curso, vemos que hay nombres para ser optimistas. Las máximas figuras no sólo lo siguen siendo sino que, a lo hecho el año pasado me remito, han crecido todavía más. Enrique Ponce dio otra vuelta de tuerca, agrandando su leyenda, depurando su estilo hasta límites que se nos escapan y dotando a su tauromaquia de un poso y estilo que no dejan de sorprender en quien lleva ya casi tres décadas sorprendiendo año tras año. Con él El Juli se afianza como un diestro de fondo y capacidad y Morante, pese a su irregularidad, sigue siendo el torero ilusionante -e ilusionista- capaz de lo mucho mejor. Talavante ha dado otro paso adelante y asentado su toreo en una evolución tan cierta como gozosa y de Manzanares siempre se espera lo mejor. Y a José Tomás se le espera, siempre, siendo el objeto de deseo de todos haciendo de su presencia un seguro de vida a ferias, plazas y empresas. De los aupados la pasada campaña a primera línea, López Simón aguantó el envite y refuerza su papel, como un Roca Rey que, sobre todo en la segunda parte de la temporada, salió cada tarde a jugarse el todo por el todo. Además ahí siguen estando nombres como los de Castella, Perera, Fandiño, Urdiales, Rafaelillo, David Mora, Ureña, etcétera, que dan lustre y categoría a cualquier cartel. Y con ellos están los más nuevos. Toreros como José Garrido, Román, Ginés Marín, Álvaro Lorenzo, Varea, el Adame pequeño… que deben confirmar sus pretensiones. Estar preparado es importante, saber esperar lo es aún más, pero aprovechar el momento adecuado es la clave de la vida.
De la novillería, a la que habría que cuidar más y dar más cancha, no hay que dejar de prestar atención a gente como Diego Carretero, Leo Valadez, Andy Younes, Manolo Vanegas, Pablo Aguado, Mario Palacios, El Gallo y los que a buen seguro se destaparán tan pronto como salga el de los rizos.
Y en cuanto a ganado, teniendo en cuenta cómo fue el año pasado en este apartado, las previsiones deben ser asímismo de lo más positivas. Ganaderías como las de Núñez del Cuvillo, Victorino Martín, Adolfo Martín, Victoriano del Río, Garcigrande y Domingo Hernández, Juan Pedro… demostraron estar en gran momento y no parece que la cosa cambie de un año para otro. Además ahí siguen estando los toros manchegos de Las Ramblas o Daniel Ruiz, siempre en el punto de mira de las figuras, la seguridad de Alcurrucén, Jandilla o Torrestrella. Fuente Ymbro sigue siendo un hierro comodín. Algarra, tras su éxito del pasado año en la feria de julio de Valencia, a buen seguro que aumenta su papel, como José Cruz, Bañuelos, Pedraza, etcétera. Los toros de Cuadri seguirán siendo los de Cuadri, como los de La Quinta o Cebada, aunque suene a historia de Pero Grullo. Y los de Miura mantienen no sólo su leyenda…
Vemos, pues, que hay toreros y toros para darles oportunidad de dejar claro lo que valen. Lo tenemos todo, sobre el papel, para que la de 2017 sea una gran temporada. Que quienes la tengan que urdir lo hagan con tino y todos saldremos ganando. Y ya vendrá otro invierno para que la gente del negocio taurino se siente y se ponga a arreglar todo lo que necesita revisión y compostura. Ahora, al lío.