El anuncio de la actuación de Cristina Sánchez el próximo día 20 en la plaza de toros de Cuenca vuelve a poner en boga el tema de las mujeres toreras. Entre ellas, la matadora murciana Conchi Rios ha sido la última mujer en tomar la alternativa. Lo hizo el pasado 9 de junio en la plaza de Cehegín, de manos de El Cordobés con Antonio Puerta de testigo. El toro de la cesión fue Gandul, de Guadalmena.
El toreo femenino comienza durante último cuarto del siglo XVIII, en plena hegemonía de coletudos como Costillares, Pedro Romero y Pepe-Hillo. Por aquellas calendas, una mujer se atrevió a rivalizar en los cosos con colegas varones. Nacida en la localidad madrileña de Valdemoro, Nicolasa Escamilla La Pajuelera, derrochó gran valor por cuantas plazas actuó. Una de ellas fue la de Zaragoza, donde picó y lidió un toro ante la mirada de Goya, quien la inmortalizó en uno de los aguafuertes que conforman su espléndida Tauromaquia. En el siglo siguiente, Martina García recogió el testigo de la anterior, y se cuenta que el mismísimo Curro Cúchares elogiaba su desmesurada valentía, al tiempo que lamentaba su desconocimiento del oficio.
El torero femenino vivió en este siglo XIX un gran auge, ya en esta época actúan toreras como Juana Calderón La Frascuela y Juana Bermejo La Guerrita, Dolores Sánchez La Fragosa y Petra Kobloski, pionera de las cuadrillas femeninas, así como las catalanas Ángela Pagés Angelita y Dolores Pretel Lolita.
Un torero travestido
Con todo, el caso más célebre de mujer torera, por lo rocambolesco de su historia, lo protagonizó la llamada María Salomé La Reverte. Una torera quien luego se anunció como Agustín Rodríguez. Una vez retirado, volvió a convertirse en María Salomé, y aseguró que realmente era una mujer que se había servido de esta fingida ambigüedad para burlar la prohibición y poder seguir toreando.
Y es que Juan de la Cierva, ministro del gobierno de Antonio Maura, había prohibido por Real Orden del 2 de julio de 1908 el toreo a pie de las mujeres. Aquella decisión se fundamentaba en el hecho de que el espectáculo se consideraba “impropio y opuesto a la cultura y a todo sentimiento delicado.” Más tarde, en 1933, se dio la venia para torear a las féminas, a pesar de que el artículo 124 del Reglamento Taurino de 1930 mantenía la prohibición. Ello propició que surgiera la figura de la torera Juanita Cruz, con quien llegó a alternar Manuel Rodríguez Manolete en sus primeros tiempos. Su figura contó con los parabienes de los críticos más exigentes. Llegó a debutar en Las Ventas el 2 de abril de 1936, después de haber toreado más de cincuenta festejos en otras plazas. Y fue la primera mujer en ser investida matador de toros, ya que tomó la alternativa en Fresnedillo (Méjico) el 17 de marzo de 1940, de manos de Heriberto García.
Una vez acabada la Guerra Civil, el Reglamento Taurino, que había sido modificado por el ministro de la Gobernación Salazar Alonso, fue de nuevo reformado y los taurinos impusieron otra vez la prohibición a las mujeres. Ello duró hasta que el 12 de Agosto de 1974, por medio de una Orden Ministerial, se produjo la liberalización de la prohibición, debido sobre todo al impulso de la torera alicantina Ángela Hernández.
Se levanta la prohibición
La supresión del artículo 49 del Reglamento Taurino de 1962 motivó que se crease el llamado un fenómeno de las señoritas toreras.
Fue un grupo organizado por el empresario de Paco Rodríguez, que conformaron la vedette catalana Alicia Tomás, Joaquina Ariza La Algabeña, la malagueña Mary Fortes (madre del torero malagueño Jiménez Fortes), Lola Maya, Purita Linares y Rosarito de Colombia. Tuvieron una fugaz fama, si bien aquello sembró los cimientos de que la presencia de la mujer en los ruedos comenzara a tener una mayor carta de naturaleza. Y así otras mujeres han logrado alcanzar la borla de matadoras de toros. Tras la citada Juanita Cruz, lo consiguió la venezolana Berta Trujillo Morenita de Quindío, en 1968.
Años más tarde, la torera mejicana Raquel Martínez fue doctorada en 1981, al igual que la albacetense Maribel Atiénzar, ambas en ruedos mejicanos. Esta actuó con bastante frecuencia como novillera en plazas de España y América llegando a tomar la alternativa en la plaza de Pachuca, de manos de Ernesto Sanromán El Queretano en presencia de la también torera Raquel Martínez. Posteriormente lo hizo Lola de España, el 19 de enero de 1986 en la plaza Sol y Sombra de Lima. Su padrino fue Daniel Palomino. Esta fue una torera afincada en Perú pero nacida en Barcelona.
Mucha mayor relevancia tuvo la carrera de Cristina Sánchez. Nacida en Madrid el 20 de Febrero de 1972, fue alumna de la Escuela de Tauromaquia de Madrid y tras intensas campañas como novillero, el 23 de Mayo de 1996 Curro Romero le dio la alternativa en la plaza francesa de Nimes, en presencia de José María Manzanares. Su padrino lo dijo lo siguiente al darle la alternativa: “El toreo es caricia. ¿Y quién mejor para eso que una mujer?“. Toreó con mucha frecuencia durante varias campañas.
Por su parte, la malagueña Mary Paz Vega tomó la alternativa la alternativa en Cáceres en 1997 y su madrina de doctorado fue precisamente Cristina Sánchez y el testigo, Antonio Ferrera. Ha llegado a confirmar su alternativa en Madrid y goza de gran cartel en plazas venezolanas. Sobre su carrera en los ruedos ha afirmado: “Creo que por el hecho de ser mujer lo tengo igual de difícil que mis compañeros, ni más, ni menos. Una cosa está clara: si no vales para el toreo, no vales, seas hombre o mujer“.
Más doctorados
A la alternativa también llegó Raquel Sánchez, alumna en su momento de la Escuela de Tauromaquia de Madrid y doctorada en Toledo el 27 de mayo de 2005 de manos de Eugenio de Mora en presencia de Manuel Amador. Luego lo hicieron Marbella Romero, el 15 de diciembre de 2007 en el coso mejicano de Morelia, de manos de Rafael Ortega y ante la presencia de Isaac Chacón, con el toro Juan Diego de Pepe Garfias. Y el 28 de febrero de 2010 hizo lo propio Hilda Tenorio en la Monumental de Méjico, lidiando toros de Autrique de manos de Manolo Mejía en presencia de Ruiz Manuel. Más tarde, fue la gaditana Sandra Moscoso quien recibió el doctorado el 19 de septiembre de 2010 en la plaza de Ubrique, teniendo como padrino a Finito de Córdoba y testigo a Juan José Padilla ante Serpentino, de Rosario Osborne.
El 13 de marzo de 2011 lo hizo en la Monumental de México Lupita López, de manos de Mari Paz Vega con Hilda Tenorio de testigo ante Milagroso, de la ganadería de La Punta. Luego le tocó el turno a Milagros Sánchez, quien se convirtió en la primera mujer peruana en tomar la alternativa como matadora de toros. Conocida con el apodo de Milagros del Perú, recibió el doctorado en Moralzarzal el 20 de abril de 2013. Tuvo como padrino a Jesuli de Torrecera y de testigo de la ceremonia actuará Esaú Fernández, ante un encierro de Buenavista. Y Karla de los Ángeles fue doctorada el 29 de diciembre de 2014 en Mejico de manos de Hilda Tenorio con Lupita López testificando la ceremonia.