Aseguran que decía Rafael El Gallo, aquello de: “Hay gente pa tó”.
Y tanto. En esta sociedad que nos está tocando vivir, donde la crispación está a la orden del día por muchos motivos, algunos más justificados que otros, pasan cosas a veces inconcebibles.
En la corrida de este domingo, en la plaza de toros de Valencia, uno ocupaba su delantera de grada del palco de Prensa con el privilegio de compartir asiento, flanqueado por el matador de toros Julián García y el presidente de la plaza de toros de Huelva Pepe Ruciero, un grandísimo aficionado.
Pues tan a gusto que estábamos echando la tarde, presenciando la corrida, comentando las incidencias de la misma, y hablando de la historia del toreo, cuando una espectadora se volvió, recriminándonos con malas formas de que no dejábamos de hablar. No de política, ni de fútbol, ni de boxeo, ni nos metíamos con nadie. Hablando de toros. En una plaza de toros.
De personajes de la historia del toreo, de ganaderías de la Huelva taurina, de la carrera de Julián García. De Miguel Báez Litri, del Niño de la Isla, de Manolo Granero, del Espartero, de la plaza de la Merced, de Antonio Ordóñez, de Luis Miguel Dominguín, de Fernando Cuadri y su ganadería, de José Luis Pereda, del Duque de Veragua, del toro Pocapena, de la plaza de Valverde del Camino, del mozo de espadas Alín, de Emilio Silvera, de David de Miranda.
Oiga, uno hubiera pagado por poder echar dos horas y media escuchando hablar así de toros en un tendido. Sin pagar suplemento por la entrada.
Pues no, este personaje se puso hecho un basilisco y asegurando además que la estábamos insultando. ?????
Ni estábamos fumando, ni echándole el humo en la cara, ni se nos cayó una bebida encima de ella. Nada, ocupando nuestro palco, y hablando tranquilamente de toros. En un palco. Este personaje nos dijo más que un perro por ello. Cosas veredes, Sancho, que decía don Quijote. A ver si ya no se puede hablar en la plaza.
Paren en el mundo, que yo me bajo, que también decía el poeta. Hasta dónde estamos llegando. Y porque ninguno de los tres entramos al capote, que era lo que el personaje se merecía. Pero bueno, como dice el refrán, no hay mejor desprecio que no hacer aprecio.
Pero manda huevos.
Por cierto, quien suscribe pasó una maravillosa tarde de toros. Gracias Julián, gracias Pepe. Qué tarde y qué tertulia más buena. A pesar de la interfecta.
Mañana más.