Daniel Machancoses, el presidente de los ganaderos de Bous al Carrer de la Comunidad Valenciana, es Licenciado en Veterinaria, y trata de cultivar y mantener la pasión ganadera de su familia. Y desde su puesto, intenta encontrar soluciones a la grave situación que afrontan los ganaderos de la tierra.
Enrique Amat
Machancoses es un apellido legendario.
“Llevar el apellido Machancoses es todo un orgullo, pero también una responsabilidad grande. Es algo muy bonito, pero también muy sacrificado. Tiene sus pros y sus contras. Porque exige mucho el apellido. Los grandes Machancoses fueron mi padre, mi tío y mi abuelo. Ellos sí que fueron legendarios. Nosotros para llegar a donde llegaron ellos lo tenemos muy difícil. El apellido pesa. Nosotros lo que tratamos es de estar a la altura o por lo menos no desentonar de la estela histórica que dejaron ellos.”
Una estela en la cual están animales importantes y que siguen en el recuerdo de todos los aficionados.
“Hombre, que cabría citar por ejemplo al toro Bandolero de los años 60. Arturo y Cubano de la década de los 80. Y luego ha habido vacas que han sido santo y seña de la ganadería: Vinagra, Giralda o Pequeña. Esta es la que yo mejor he visto y la que más me ha gustado. Y sin olvidar a Ladrona, Perezosa, Alicantina y Peladilla. Son nombres que han contribuido a la leyenda que antes hablábamos de la ganadería.”
Una leyenda que la crean los animales cuando responden a lo que busca el público.
“El espectador o el participante en el Bous al Carrer busca movilidad, que el astado tenga inteligencia, sentido y duración. Que haya un componente de emoción, de miedo, de que el que está mirando aquello diga eso de: “yo no podría hacerlo ni ponerme delante”. Seriedad, movilidad, acometividad, hay una serie de ingredientes que son consustanciales a este espectáculo.”
Machancoses es una ganadería cotizada.
“Bueno, eso depende de cómo se mire. Y de las negociaciones de cada uno con las comisiones de los pueblos. La cotización la marca el mercado, la ley de la oferta y la demanda.Tú puedes tener mucha fama, pero todo depende del que te quiera venir a comprar y de lo que te quiera pagar”.
Ustedes tendrán localidades preferidas, como todos los ganaderos tienen algunas plazas de toros especiales para ellos.
“Yo estoy bien en todos los sitios, pero hay localidades por las que siento un aprecio especial y en las que me siento querido, como si fuera de la familia. Entre ellas están Museros y Canet de Berenguer. Allí conozco a mucha gente, me tratan bien y es como si fueran de la familia.”
Cuáles son las diferencias de sus animales con los de lidia ordinaria.
“Estos animales tienen que durar años y años. Y aunque salgan a la plaza 30 o 40 veces cada temporada, tienen que mantener el nivel de entrega y de bravura. La gente se equivoca, porque nosotros en estos espectáculos buscamos lo mismo que se busca en los toros en las plazas para lidia ordinaria. Un toro o vaca bravos, con durabilidad, que embista, que se crezca. En la elección de los animales priorizamos cualquier detalle, pero todos buscamos lo mismo.”
Y cuáles son los encastres prioritarios en su sector.
“Aquí el origen de las reatas está más mezclado y más difuminado. No nos hemos cerrado a un solo encaste. Murube por ejemplo tiene mucha predominancia. Pero cada uno se va acoplando en función de lo que él considera beneficioso para ellos. Cada uno aporta su granito de arena. No hay encastes mayoritarios. Todo se va resolviendo año tras año según lo que interese.”
La comunicación con ganaderos como Miura o Victorino es inexistente.
“La verdad es que no tenemos relación, ya que se puede decir que no estamos en el mismo mundo. Una cosa es el toro en la calle y otra en la plaza. Y además estamos muy lejos de ellos en lo geográfico. A muchos kilómetros de distancia. Entre nosotros, los ganaderos de la calle sí que hablamos, nos comunicamos, intercambiamos nuestras opiniones y hablamos de la problemática de cara a mejorar. Pero con ellos no.”
Qué opina de las comisiones que compran toros de ganaderías famosas buscando el trapío del toro o el apellido de la ganadería.
“Bueno, cada comisión tiene su propia política. Aquí como decía rige la ley de la oferta y la demanda. Si quieres un Miura, un Victorino, un Palha, o José Escolar, te lo van a cobrar. Quieres pagar la fama, el apellido de la ganadería, la presencia del toro. Cada uno en la comisión paga por lo que quiere. A mí con que me paguen lo mío, perfecto, que los demás elijan lo que quieran. Luego el resultado que dé el toro en la calle o en la plaza, ya no es cosa mía.”
Con todo, parece que los que dan juego, son los toros de sus encastes.
“Se puede decir que sí. El otro tipo de toros quedan bien los carteles, en los anuncios de los festejos. Pero todo también depende de zonas. Hasta la zona de Castellón, Almassora y el norte ,el toro cerril no lo cambian por nada del mundo. Que es el tipo toro que se lidia en la plaza. En el interior son más proclives al toro de la calle. Como digo, depende de las zonas los gustos de los aficionados. No se puede decir que nada sea mejor y peor. Sí distinto.”
2020 fue un año para olvidar.
“Ahora hemos visto un cambio de actitud de la Conselleria. Se acaban de anunciar las ayudas a las ganaderías de Bous al Carrer de la Comunidad Valenciana con una dotación importante. Es una buena noticia para el sector. Ha sido un año duro, de tocar muchas puertas, de llamadas, de reuniones, de recibir negativas como respuesta. A veces hemos estado a punto de tirar la toalla, pero bienvenido sea, aunque haya llegado algo tarde.”
Es difícil subsistir después de más de un año en blanco.
“Pues sí, la verdad es que hay que tratar de sobrevivir. Porque hay que poner vacunas, pagar a los veterinarios, los cuidados, los traslados, los saneamientos de los animales. Ha habido que trabajar el doble que antes, y pidiendo muchos favores. No solo económicos, sino de esfuerzo, de trabajo. A las fábricas de alimentación, las cooperativas, para entre todos intentar subsistir.”
Lo malo son las cabezas que se han tenido que sacrificar.
“Eso es lo peor. Porque al principio tuvimos que sacrificar animales, no llegábamos para mantenerlos. Si los animales no salen a la calle, no trabajan, nosotros no ingresamos y no les podemos cuidar y alimentar. Es muy doloroso privarse de animales. Porque los conoces desde que nacen. Son como hijos. Estás entre el ganado desde que nacen y crecen. Ves su evolución, los hijos y nietos. Y durante 15 o 16 años estás con ellos. Son como de la familia. Y es una cosa que nos ha dolido en el alma. Pero tenemos familia y otros animales que hay que mantener, y hay que priorizar la subsistencia de los más jóvenes.”
Las ayudas contribuirán a paliar algo estos daños.
“Bueno, solo soluciona temas puntuales. Pero nunca podrán paliar los daños. Las cabezas que se han apuntillado nunca resucitarán. Es un dolor que nos llevaremos siempre y no hay nada que lo pueda compensar.”
Y luego pasar un año y medio en blanco es duro cuando uno está acostumbrado al trajín de los festejos.
“Yo no llevo la cuenta de los mismos, nunca me he preocupado si lidiamos 25, 30 o 40 tardes. Yo solo veía que a final de año habían salido las cuentas. Eso era cuando hacíamos el balance de la situación. Hasta el año 2020 nos habían salido. Independientemente del número de festejos. El año pasado no fue así. Este año van a comenzar a darse festejos. Lo que no es poco.”