En el mundo de la escultura taurina, uno de los nuevos artistas que cada vez está cogiendo más relevancia es Rafael Mir Arnau.
Enrique Amat
Rafa es matricero de profesión, natural de la localidad valenciana de Meliana. Desde hace unos años se ha abierto paso con fuerza en el mundo de la escultura taurina y goza ya de amplio currículum y una más que importante obra escultórica. Y es que sus esculturas, hechas en hierro, dentro de una línea presidida por la originalidad y la sencillez de sus diseños, se entregan en conferencias, semanas culturales, eventos y como premios y distinciones en distintos certámenes por toda España, tanto del toreo en la plaza como en las diversas especialidades de bous al carrer y festejos populares y de recortadores.
En lo puramente taurino sus composiciones, todos artesanales y hechas uno a uno, abarcan una amplia gama de temas: toreros como Enrique Ponce, corredores de encierros, recortadores, toros en el campo, banderilleros, emboladores, anillas, ganaderías y caballos entre otros. Y todos ellos presididos por una acusada personalidad y un diseño propio, inspirado en Picasso, tal como asegura el propio artista.
Y amén de lo taurino, Mir cultiva con éxito otros géneros, como el religioso, el fallero, el musical ó el deportivo. Y es que tanto el fútbol como el ciclismo, el hockey y baloncesto no escapan de su genio. A todos los temas sabe darles un toque tan sugestivo como único. La Plaza de la Cultura de su Meliana natal está adornada con una escultura titulada Monumento a la Cultura Valenciana, y en Rafelbunyol hay otra de sus obras a la entrada de la Asociación del Cáncer.
El pasado verano, Rafa Mir protagonizó una exposición dentro del Foro Taurino de la Real Sociedad Valenciana de Agricultura y Deportes de Valencia, y una de sus últimas obras es la que ilustra este reportaje: la reproducción del anagrama de la ensolerada Peña Taurina Los Machacos de Valencia.