Fernando Adrián sale a hombros con una buena corrida de Santiago Domecq.
Las Ventas, 31 de mayo.
Decimonoveno festejo de la Feria de San Isidro. Más de tres cuartos de entrada.
Toros de Santiago Domecq, el quinto premiado con la vuelta al ruedo.
Arturo Saldívar, ovación y silencio.
Fernando Adrián, oreja y oreja.
Álvaro Lorenzo, silencio y vuelta al ruedo.
Miguel Ángel Herráiz
Foto: Plaza 1
Los toros de Santiago Domecq, bien presentados, encastados, con movilidad, transmisión y calidad, dieron emoción a una tarde que en ningún momento fue a menos, y contribuyeron a mantener el interés por lo que aconteció en el albero. Fernando Adrián tuvo un primero exigente al que se enfrentó con decisión y la firmeza necesaria para superar la prueba hasta el punto de cortar oreja. Su segundo fue el toro soñado por los toreros, bravo, con fijeza, clase, colaborador, humillador, encastado y también fondo. Adrián dio la talla, cortó otra oreja y salió por la Puerta Grande. Arturo Saldívar derrochó valor en el que abrió plaza que le levantó los pies del suelo en tres ocasiones y en el otro estuvo poderoso dejándole la muleta puesta en la cara para ligar su toreo. Álvaro Lorenzo cuajó templados muletazos por el izquierdo y en el último de la tarde fue arrollado, al segundo muletazo, y resultó herido en el tercio superior de la cara interna del muslo izquierdo con una trayectoria ascendente de quince centímetros que produjo destrozos en musculatura aductora. En la región submentoniana herida de cuatro centímetros.
Arturo Saldívar citó de rodillas a su encastado y exigente primero desde el centro del ruedo y a punto estuvo de ser cogido cuando toreaba por el izquierdo. Se puso en el sitio y con la diestra ligó tandas cortas en las que bajó la mano. Aguantó coladas y tuvo la suerte de no ser herido en ninguna de las volteretas que sufrió. El poderoso cuarto embistió codicioso y consiguió atemperar su violencia en una serie ligada de cinco muletazos, dejándosela puesta y corriendo bien la mano abrochando con un emocionante remate de pecho. Por el izquierdo sufrió un desarme.
Fernando Adrián recibió con dos largas afaroladas de rodillas y puesto en pie en pie con asentadas y sentidas verónicas. Comenzó la faena de muleta con quietud por estatuarios. Por el izquierdo enganchaba y soltaba la cara. Con la derecha se acopló, bajó la mano y gustó. Finalizó por ajustadas bernadinas. En su segundo el inicio de rodillas, más allá del tercio pasándoselo por delante y por detrás, hizo vibrar al respetable. Con la izquierda la codicia, fijeza, bravura, ligazón y temple hizo que la faena fuera a más. Cambió de pitón y con una serie larga de seis, con el toro embebido en la muleta, y remate por trincherilla consiguió la entrega de los tendidos. Tuvo la mala suerte de matar al segundo intento.
Álvaro Lorenzo destacó por naturales y consiguió ligar algunos que tuvieron intensidad. Por el otro pitón se quedaba cerca y los muletazos fueron de menor lucimiento. En el otro templó en unas preciosas verónicas. Después del violento levantamiento y con dos heridas abiertas se fue a la cara y destacó en profundos naturales. Finalizó por trincherillas.
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