Leganés, 9 de mayo.
Tercera de feria. Lleno con el aforo permitido (3.600 espectadores).
Toros de Núñez del Cuvillo.
Enrique Ponce, silencio, silencio y ovación.
Emilio de Justo, dos orejas tras aviso.
Juan Ortega, silencio y oreja.
Emilio de Justo fue cogido al entrar a matar a su primero, sufriendo una contusión lumbo-sacra con posible fractura de la L5-S1.
Carmen de la Mata
Fotos: Andrew Moore
La última de la Feria de Leganés estuvo marcada por el poco juego ofrecido por los animales de Núñez del Cuvillo, la disposición de la terna de matadores y el triunfo, con percance incluido, de Emilio de Justo.
El cénit de la tarde fue la faena del extremeño al segundo de la función. Soberbio el diestro con ambas manos, encajado, toreando con enorme pureza y abrochando las tandas con soberbios pases de pecho. Hasta dos fuertes volteretas sufrió De Justo, una durante el trasteo muleteril y la segunda en la suerte suprema.
Juan Ortega se lució tanto con el capote como con la muleta en el quinto de la corrida, instrumentando una labor en la que destacó el clasicismo y la naturalidad. Sabor en las trincherillas de remate de algunas series.
Ponce apenas si tuvo opción de lucimiento con los tres cornúpetas que mató.