Oreja para El Cid con un toro de vuelta al ruedo.
Sevilla, 18 de abril.
Duodécimo festejo de abono.
Lleno.
Toros de La Quinta, el primero fue premiado con la vuelta al ruedo.
El Cid, oreja y ovación tras aviso.
Daniel Luque, ovación y ovación.
Emilio de Justo, oreja y oreja tras aviso.
Pepe Ruciero
Foto: Toromedia
La Maestranza prácticamente se llenó, en tarde agradable, con un cartel que pronosticaba una situación diferente a la de estos últimos días, sobre todo por el cambio de encaste. Al final los toros de la Quinta no estuvieron a la altura, dieron desigual juego. Rayó a gran altura el primero.
Recibió a ese Santa Coloma Manuel Jesús El Cid, con lances que fueron aumentando en importancia, rematando con una media. Con mucha torería dejó al toro en el caballo de Manuel Jesús Ruiz, que se arrancó con prontitud. Se gustó Daniel Luque en un quite por verónicas y una media. Tras tantearlo, por ambos pitones, El Cid sobre la diestra dejó claro la potencia de su toreo; los tiempos y las distancias fueron claves en esta apertura. Sobre la zurda dejó la impronta de su toreo y de nuevo por la derecha con la mano muy baja estuvo sensacional, derrochando pases desmayados que llegaron a los tendidos. Estocada desprendida, se le concedió una oreja con petición de la segunda y vuelta al ruedo para el de La Quinta. Muy aplaudido de salida su segundo de la tarde, que recibió El Cid con profundas verónicas. Dejó señales evidentes de la humillación de este toro en la puesta en el caballo. Brindó a su hijo. La faena con firmeza y entrega por ambos pitones, aunque adoleció de transmisión, ya que el animal se fue desfondado en los encuentros. Mató de pinchazo, estocada y descabello tras aviso.
El primero de Luque, muy parejo con el primero, se dejó menos en el capote. A los medios se fue Daniel Luque a brindar al respetable y sobre las tablas de cinco se gustó con unos doblones; continuó a media altura. La falta de fuerzas fue la tónica habitual de este segundo de la tarde, que salía desentendido de los muletazos. Faena sin emoción y anodina a pesar de la voluntad a del torero de Gerena. Para finalizar su actuación atacó en las distancias cortas dando más argumentos a su labor. Le finiquitó de una estocada. Soso de salida su segundo. Tras brindar al ganadero, Luque le recogió en el cuatro y tras iniciar faena se derrumbó por su falta de fuerzas. Insistió sobre la zurda pero el cárdeno, sin entrega, le complicó llegar a los tendidos. Mató de estocada y descabello.
Muy parado de salida el primero de Emilio de Justo. Brindó al público y con pases genuflexos inició su labor. La diestra despertó este principio de faena; continuó sobre el pitón derecho estando muy firme. A la faena en los siguientes compases le faltó lentitud en los embroques, muy acelerado, adolecieron de estética. La estocada efectiva le facilitó pasear una generosa oreja. Con una larga cambiada de rodillas recibió al último de la tarde. Brindó a El Cid. Fueron deslucidos los inicios, que no llegaron a acoplarse con este violento toro de la Quinta. La insistencia y el esfuerzo hicieron brotar alguna esperanza de lucidez que con voluntad se vio compensada en el ruedo, arrancando los aplausos del tendido. Remató su actuación con una buena estocada y aviso. Consiguió pasear otra una oreja.