Volvió a convencer ratificando su valía.
Las Ventas, 31 de mayo.
Decimonoveno festejo de la Feria de San Isidro.
Lleno de No hay Billetes.
Toros de Santiago Domecq y Luis Algarra.
Uceda Leal, ovación y ovación.
Talavante, silencio y ovación tras aviso.
Borja Jiménez, oreja tras aviso y ovación.
Miguel Ángel Herráiz
Foto: Plaza 1
Borja Jiménez vino a por todas, decidido a triunfar con su toreo al natural citando de frente, rematando atrás y pasándoselo sobradamente con la izquierda, cerca de los medios. Volvió a convencer ratificando su valía y cortando una oreja de peso, que pudieron ser dos si no hubiera pinchado antes de colocar una estocada en el sitio. Uceda Leal brilló con su toreo eterno de temple y naturalidad, entregándose en ambos que no colaboraron lo suficiente con él. Alejandro Talavante toreó con enjundia por ambos pitones dejando series de gran nivel. Los toros de Santiago Domecq y Luis Algarra (4º), de buena presencia, se dejaron, mostraron variedad de comportamiento y destacaron el bravo, encastado y con transmisión tercero, y el quinto noble y con entrega, aplaudido en el arrastre; ambos de Santiago Domecq.
Uceda Leal saludó a su primero con verónicas de buena factura. Nobleza y corto viaje tuvo en la muleta. Destacó en una serie por el derecho en el que le llevó con suavidad y sin la transmisión deseada, por la poca fuerza y escaso viaje del astado. Por el izquierdo se puso en el sitio y salieron intermitentes por el soltado de cara y la falta de humillación, aún así algunos tuvieron calidad. En su segundo, cinqueño, de Luis Algarra, el saludo por trincheras y pases bajando la mano tuvo eco entre el público. El viento molestó cuando toreó por el pitón derecho, lado por el que tuvo menor recorrido. Por el izquierdo la serie fue más larga, lenta y uncida. Empezó a ir a menos el toro y se acabó.
El primero de Alejandro Talavante, cinqueño, tuvo poca fuerza y viaje corto. En la muleta junto a tablas blandeó ostensiblemente. Por el pitón izquierdo en el tercio su escaso desplazamiento y falta de acometividad no ayudó. Consiguió darlos de a uno, sin entrega, de mero trámite y sin posibilidad de lucimiento. En su segundo, cinqueño, pudo estirarse por vistosas verónicas y ganar terreno para dejarle en los medios. Derribó en el caballo. Javier Ambel saludó en banderillas. Con la muleta optó por el pitón derecho pasando entregado con ritmo y fijeza, aprovechando la movilidad y nobleza para bajarle la mano. Por el izquierdo le costó más hizo el esfuerzo y en varias series el mando, y la entrega del toro, le permitió pasarlo despacio, templando, dejándoselo atrás y conectando con el público.
Borja Jiménez recibió a su bravo, con transmisión y encastado primero mandando por verónicas. Esperó en banderillas. Brindó al público. Vibrante fue el inicio con la muleta llevándolo por abajo semigenuflexo en redondo, rodilla en tierra y de rodillas con el respetable jaleándolo. Con la derecha en el tercio bajó el engaño frente a un embroque exigente, sometiendo y con entrega. Con la izquierda poniéndose en el sitio se cruzó, los dio de frente con verdad, ligados, adelantando la pierna de salida y dejándolo detrás. Junto a la raya exterior finalizó por derechazos y trincheras derrochando torería. A su segundo le costó pasar en el capote. En la muleta soltó la cara con peligro, rebrincó y fue irregular. Aguantó el molesto cabeceo y derrote por el derecho consiguiendo ligar a base de mucho exponer. Por el izquierdo se paró dos veces en la cara poniéndole los pitones cerca del pecho y Borja sin moverse. Faena solvente frente a un áspero y complicado toro.