Cuando escribí sobre los Mano a Mano no resueltos en estos días, olvidé a Roca Rey y Pablo Aguado y a aquella disputa que tuvieron en Sevilla por el cartel de Resurrección por los garcigrandes sí o no. Y salió del cartel el sevillano para una corrida que después el covi impidió su celebración. Antes de ayer habían coincidido en la feria del Baratillo 2019, en aquella tarde en la que Pablo Aguado entró en el toreo con una explosión de cuatro orejas cortadas y Puerta del Príncipe.
Ricardo Díaz-Manresa
Pero aquello estaba al parecer no olvidado. Y torearon en Córdoba en la pasada feria. Y se vieron las caras en Madrid y hubo miraditas. El saludo prepaseíllo en la puerta de cuadrillas fue educado pero nada efusivo y la seriedad imperó en el rostro de los dos toreros. Miraditas. Que se vío más claro en el cruce de quites de los dos primeros y en planos que nos ofreció la tele. Pasando uno al lado del otro dirigiéndose una mirada seria, no amigable. La verdad es que hubo competencia en los quites, en los que se prodigaron incluso después de la tremenda cornada al banderillero Juan José Domínguez, de la cuadrilla de Roca Rey.
Y siguió la seriedad y las miraditas.
Roca Rey viene de nuevas a ser otro distinto. Otra actitud y otra voluntad. Y hasta nuevo peinado. Y estrena apoderado tras la larga carrera con Antonio Campuzano. Y llega en plan de guerra declarando que hay que competir y demostrarlo en el ruedo. Distinto al jovencito que hasta ahora había sido.
Y lo que es la vida, los garcigrandes los desunieron en su día y hubo uno para cada uno en esa corrida de distintas ganaderías, tres.
Era un mano a mano y parecía de verdad, aunque el buen momento y la actitud de Roca Rey parecían estar por encima de su mayor experiencia sobre la de Pablo Aguado, que le aguantó el tirón.
Parece que en Vista Alegre ha habido menos público, en general del esperado, y que ese cuento de que hay muchas ganas de ver toros tras la pandemia no se ha hecho realidad. Sí en el caso de Andrés y Pablo, que levantó mucho interés. Y hubo mucho público.
Algunos quieren achacar la falta de aficionados a los precios. Pero tampoco es verdad. La más cara es de 160 € hasta un segmento que acaba en 27. Y hay para todos los gustos y bolsillos. Por 55 ó 40, por ejemplo, puede uno ir a los toros. Y hasta precios especiales para personas con movilidad reducida y acompañantes.
Los carteles son buenos en general y algunos muy buenos, y hay más toros y más toro que nunca porque el año pasado se quedaron en el campo. Y se lidian con 5 años para acercarse a los 6 y su presencia y pitones son de esta edad.
Hacen falta buenos precios y emoción y los hubo en el mano a mano Roca-Aguado que acabó con Pablo en la enfermería, ante un núñezdelcuvillo con trapío y muchos pitones.
Manos a manos así hacen falta. Y miraditas de competencia y ganas de superarte.
Miraditas.
