Sábado, 23 de junio de 2018. Plaza de toros de Utiel. Aceptable entrada en tarde calurosa y de un aire que siempre molestó. Novillos de Aida Jovani, bien presentados y de buen juego. El tercero fue premiado con la vuelta al ruedo.Miguel Polope, oreja. Elena Serrano, tres avisos. Jordi Pérez, dos orejas. El Ceci, oreja. Ruiz de la Hermosa, dos orejas. Presidió, con acierto, Julia Mateos De Dios.
Enrique Amat, Utiel
La plaza de toros de Utiel volvió abrir sus puertas en la temporada del 160 aniversario para ser escenario de una novillada con participación de los alumnos de las escuelas de tauromaquia.
Lo cierto es que es un privilegio poder disfrutar de este tipo de festejos. Y, además de otras muchas cosas, sirven para evadirse de la caterva de acontecimientos con los que se nos machaca el día día hasta el hartazgo. Temas como el culebrón de Lopetegui, el del efímero ministro utielano Maxin Huerta, el estomagante Proces o Prusés y los estúpidos desplantes del maleducado de Torra al Rey, de la crisis, de las poses del nuevo gobierno, de los de la LGTB y demás zarandajas.
Y, con la excusa del los toros, uno además tiene la oportunidad de volver a reunirse con amigos. Y poder saludar a tanta gente a la que uno quiere, al llegar a mediodía a la plaza de toros de Utiel y al bar de la Peña Taurina, con el incombustible e inefable Paco Barberá al frente. Y disfrutar de una comida y sobremesa con buena gente como Miguel Díaz, el ínclito CAR quien ultima la próxima actuación de su grupo Los Brujos en la plaza de toros de Valencia. Y con el gran Nicolás y Goyo Ortolá. Y luego seguir saludando a más amigos, entre ellos Pepito Jacobo, quien desde el callejón apoyaba a la presidenta del festejo, su queridísima esposa Julia. De Tierras del Interior Luisfran, Nacho y Pablo. Y gente llegada de Valencia, como los componentes de ASABAF y Eduardo Osca con el taurófilo Antonio Fuentes.
Pero bueno. Es hora de hablar del festejo, que resultó atractivo y permitió poder calibrar las posibilidades de los nuevas generaciones de toreros y ver si progresan adecuadamente.
La materia de este examen de junio fueron los astados de la ganadera castellonense Aida Jovani, que dieron buen juego. Bien presentados, con cuajo suficiente para este tipo festejo y variados en sus pelajes, su comportamiento estuvo presidido por generosas dosis de nobleza y una movilidad no exenta de casta y cierta exigencia.
El burraco primero dio un gran juego. Fijo, obediente, con clase y templanza, y metiendo la cara de los engaños con son. Fue un excelente ejemplar. El segundo también repitió sus embestidas, aunque con el defecto de no acabar de humillar. El castaño tercero siempre quiso embestir. Pronto, fijo y viniéndose de largo con gran celo. Encastado y con movilidad, fue bravo hasta decir basta. El cuarto también dio juego y el quinto terminó resultando demasiado exigente para su matador.
Encabezaba el quinteto de actuantes el valenciano Miguel Polope, uno de los alumnos más aventajados de la escuela. El espigado espada lució una vez más su excelente corte de torero. Puso de manifiesto prestancia, impronta, sello y personalidad en su torear, en un trabajo un punto desigual pero con el que causó una buena impresión.
Por su parte Elena Serrano, de la escuela taurina de Albacete, saludó a su oponente con una larga de rodillas en el tercio. Muleteó vistosa y con voluntad, sufriendo una fuerte voltereta que no hizo mella en su decisión. Con todo, su labor estuvo sobrada de enganchones y luego pasó un auténtico calvario a la hora de matar, sin poder terminar con el novillo. Fue atendida en la enfermería de una fuerte paliza.
Jordi Pérez, puso de manifiesto sus progresos. Es un espada que demostró que quiere ser torero. Enrazado y enfibrado en todo momento, saludó con vibración a su oponente con el capote, rematando con una larga de rodillas. Luego hizo una apertura genuflexa con la muleta, en un trasteo intenso y siempre dispuesto. Con todo, fruto de sus ganas, pecó de atosigar en exceso a su oponente.
El Ceci, de la escuela taurina de Castellón, a quien se vio algo más nuevo, firmó una faena afanosa y tesonera. Cumplió.
Y Ruiz de la Hermosa, quien el sábado pasado triunfó en la novillada celebrada en Talayuelas ante un novillo de Juan Vicente Mora, de enfrento un novillo exigente, que le revolcó varias veces. A pesar de ello, no dejó de plantarle cara, después de haberle saludado a porta gayola y banderilleado con exposición.