El mejor novillo del encierro, el encastado tercero que transmitió por ambos pitones, a punto estuvo de dar un importante disgusto a Jesús de la Calzada.
Las Ventas, 4 de agosto.
Novillos de Dolores Aguirre.
Álvaro Seseña, silencio tras aviso y silencio.
Jesús de la Calzada, ovación y ovación.
Miguel Ángel Herráiz
Foto: Plaza 1
Novillos de Dolores Aguirre, serios, variados de presentación, que embistieron con nobleza, tuvieron fuerzas justas y se dejaron, salvo el manso quinto, escaso de entrega, que no peleó en el caballo, apenas se movió y no colaboró. El mejor del encierro el encastado tercero que transmitió por ambos pitones y a punto estuvo de dar un importante disgusto a Jesús de la Calzada, afortunadamente solo fue una aparatosa voltereta al final de una entregada faena que fue reconocida por el público, que en su segundo ovacionó las ganas, el vibrante inicio con la muleta y la constante disposición frente al utrero. Álvaro Seseña se enfrentó a un primero noble y exigente con el que no terminó de remontar, en el otro la falta de acople y los enganchones deslucieron su labor. Jesús García mostró compostura y firmeza en la lidia de su primero, su segundo no le dio opciones.
El primero de Álvaro Seseña metió bien la cara en el saludo capotero pero la corta embestida y la justeza de fuerza restó emoción a las verónicas. A la salida del caballo cambió de comportamiento, blandeó en varias ocasiones, buscó y enganchó la muleta. Lo intentó por ambos pitones y sacó notables muletazos por el derecho. Sufrió tres desarmes y no terminó de entenderse. Por el izquierdo fueron de a uno y punteados. Recibió a su segundo con tres lucidas y acopladas verónicas a pies juntos. En la muleta fue rebrincado, irregular y algo violento. Tardeó y cuando embistió aprovechó la inercia. Por la izquierda ligó a veces, sufrió dos desarmes y la faena fue a menos.
Jesús García recibió a su primero que embistió con raza y humillación quedándose algo corto, optando por bregar y ganar terreno dejándolo en el tercio. En la muleta midió, pasó sin entrega, con poca transmisión y gazapeó. En terrenos del tercio citó con firmeza, ayudándose con la voz por la tardanza en la embestida, dándolos de a uno. Fue basto, deslucido y supo aprovechar su condición con dignidad y perseverancia. Su segundo embistió sin pasar en el capote. En la muleta fue incierto. Por el pitón derecho los muletazos fueron a media altura y con escaso recorrido. Por el izquierdo se negó a pasar. No hubo forma.
Jesús de la Calzada tuvo un encastado primero, que salió suelto en el capote, con el que se estiró por verónicas cuando, a veces, consiguió fijarlo. Inició con la muleta citando desde el tercio ganándole terreno hasta los medios. Continuó con dos series de tres y el de pecho de buen trazo y ejecución menos lucida al no terminar de pasar el novillo. Cambió al izquierdo y en tres series se quedó muy quieto, asentándose, bajando la mano, encajándose, tirando, dejándoselo detrás y conectando fuertemente con el público. Volvió al derecho y le robó muletazos. Las ceñidas manoletinas con remate de pecho mantuvieron el tono y la emoción. Al intentar estoquear en el metisaca fue violentamente volteado. Volvió a la cara y fue ampliamente ovacionado. Templó y se estiró por verónicas al recibir a su segundo. Brindó al público. Inició con la muleta citando desde los medios ligando cinco de rodillas y abrochando, en pie, con dos de pecho. Por el derecho fueron de a uno, pasando con poca fuerza y escasa entrega. Buscaba tablas el novillo y optó por torear a favor de querencia, sin obligar en demasía para poder prolongar faena. Entre las rayas por el pitón izquierdo apenas pasó. Siguió por el derecho y porfiando consiguió ligar meritoriamente tres y el de pecho. La faena fue a menos. En la siguiente serie por el mismo pitón ni se desplazó el novillo.