Simón Gómez Ramos, es hoy reconocido como uno de los recortadores más puros que han existido dentro del circuito nacional, pero poco más se conoce de este respetado y discreto torero valenciano.
Valencia. Maxi Mollá.
Fue en el hospital del Puerto de Sagunto un 24 de noviembre de 1985, cuando Simón Gómez vio la luz por vez primera. Hijo de María Ramos y Simón Gómez (dos hijos de emigrantes andaluces que en su juventud asentaron sus raíces en nuestra comunidad valenciana y que formaron su hogar en la población valenciana de Massamagrell). Creció viendo desde el balcón de su casa como correteaban las reses por las calles de este municipio de la huerta valenciana. Tímido y extrovertido, Simón fue creciendo e interesándose por esos bellos animales,que en su niñez y desde su balcón le causaban tanto temor.
En las calles de su población, o en la televisión de su abuelo Ramón Ramos, pasaba horas embelesado observando las evoluciones de los toros, fuertes alicientes para un inteligente niño que crece emulando lo visto por sus mayores, y más aún cuando su primo José Manuel Castellar “Tager” iniciaba su andadura en los primeros concursos de recortes.
La familia Gómez Ramos cambia de residencia en el año 1999, del taurino Massamagrell al no menos taurino municipio de Museros, quizás este hecho no influyera en su decisión de ser recortador, pero si influye en que Simón Gómez ha paseado el nombre de Museros por todas las plazas de España.
Momentos de gloria y dolor acompañan la historia de un Simón Gómez que tal vez en uno de sus mejores momentos, o, mejor dicho, tras alcanzar la cúspide y recibir el reconocimiento de todos los profesionales y aficionados del mundo de los recortes, anuncia su retirada de los concursos en esta recientemente finalizada temporada del 2017.
Simón, ¿Por qué decides retirarte justamente ahora que estas en la cima, justamente ahora que afición y profesionales te reconocen?
–Quisiera aclarar que solamente me retiro del circuito de las grandes plazas y concursos, que de momento voy a seguir cumpliendo anualmente 4 o 5 compromisos en plazas menores.
Creo que es el momento justo. Yo me dediqué a recortar para sentirme y ser feliz, nunca he necesitado de las victorias, ni he necesitado demostrar nada a nadie, así como que el toro para mí no es un negocio, es una forma de vida y un sentimiento. Por lo tanto, en estos momentos de mí vida veo idóneo dejar la competición y centrarme en ser feliz. En disfrutar del toro sin la necesidad de sentir esa presión de la temporada y de los grandes concursos.
Además, a mis 32 años también estoy trabajando en un almacén de logística a la par que finalizo la carrera de óptica y optometría y juego en un equipo de futbol de 1ª regional.
Son muchos los frentes que llenan mí vida y de todos saco cosas positivas, siendo injusto decantarme por uno y cerrar los otros. Voy a seguir disfrutando de todos estos placeres, quizás a un ritmo menos frenético en los toros, pero que quede bien claro que Simón Gómez, va a seguir participando de los festejos populares taurinos y del toro.
Ahora que empezamos a conocer tu polifacética vida, nos gustaría descubrir que llevó a aquel chaval temeroso de Massamagrell a convertirse en un abanderado taurino de la valenciana ciudad de Museros.
-La afición, algo había y hay dentro de mí que me atrae al toro, que necesito de sentirle cerca para sentirme vivo. Desde aquella primera aventura delante de una becerra en las calles de Rafelbuñol tras zafarme de los familiares y traspasar los barrotes para experimentar la tensión de ver pasar cerca un astado, hasta aquel primer concurso en la villa de Benaguacil, creo que me empujó mi forma de entender e interpretar el recorte. Siempre me ha gustado darle distancia al animal, andarle y dejarlo llegar. Para esto es preciso que el animal se fije sólo en ti. Es imposible realizar esto en la calle (falta de espacio y multitud de estímulos alterando la concentración del astado). Esto fue realmente lo que me hizo declinarme a participar en los concursos, el encarar en solitario al toro, el poder sentirme y expresarme. Todo lo demás, para mi es indiferente. Éxito, fama o triunfos, nunca han influido en mí.
Pero hasta llegar a poder disfrutar de ese momento de poder ver cara a cara y en solitario al toro en una plaza, primero hay que hacerse un hueco para entrar en los carteles.
-Tuve suerte, fue un tiempo relativamente escaso, apenas un año de transición por las plazas de barrotes y los animales de corro hasta que José Luis Usó me dio la oportunidad en la plaza de Valencia en julio del 2005. Tras este, el resto fue viniendo rodado. Campeonatos de España, Liga Nacional de Recortes y grandes concursos y plazas.
¿Y la cogida?
-Si, así fue, la cogida por un toro de Javier Molina en la Venta de Emperador, en un festejo popular en la calle. Una cornada en el costado con dos trayectorias, una rozando el colon y otra el corazón. Tuve suerte y la cogida no dañó ninguna zona vital, dejando la peor parte al tremendo golpetazo sufrido en la rodilla que me rompió la rótula y me dejó tres años apartado de todo. Con la correspondiente carga emocional y las continuas dudas y temores rondando en mí cabeza.
Hasta que tres años después, y tras haberme recuperado por completo física y mentalmente decidí volver a los concursos. Pero para entonces y tras intentarlo en varias ocasiones me doy cuenta de que ya nadie se acordaba de mí. Me resultó muy complicado que alguien confiase en mí total recuperación, siendo Antonio Ojeda el primero en confiar en mí recuperación y quien me presentara al empresario que iba a dar el concurso de Xátiva 2015. Ahí volví ante astados, fueron de la valenciana ganadería de Vicente Benavent con la anécdota añadida de resultar vencedor.
Pero toda esta recuperación no hubiese sido posible ni real sin el constante apoyo de mí mujer Nuria. Ella fue la que me permitió salir del foso de la depresión tras estar a punto por dos veces de perder la pierna, ella fue la que me incitaba e inspiraba para ir a la rehabilitación, y por ella, sólo por ella vuelvo a correr y a recortar.
Nuria, es la verdadera protagonista de la segunda parte de esta historia, y por suerte es mí ángel de la guardia y mí mujer.
Conocedores de tu sentir, sabemos que no nos vas hablar de victorias, trofeos o éxitos. Pero si nos gustaría que nos señalases fechas o plazas especiales para ti.
-La primera fecha es la del debut en Benaguacil, fue la primera y casi de improvisto. Una tarde disfrutando de las vacas y al día siguiente anunciado en el concurso junto con mi amigo “Merka”.
También fue especial aquella primera vez en la feria de Julio del 2005 en Valencia, la llamada para participar en el campeonato de España, la final en “Las Ventas” de este campeonato del 2008 en el que por vez primera pisé ese redondel. La final de la Liga de Recortes del 2009 en Valladolid (ver aquella plaza a reventar es espectacular), La plaza del Puerto de Santa María (escasa en afluencia de público, pero estos muy entendidos. Lo comprobé a posteriori, tras una interminable charla con ellos. Hoy aún tengo contacto asiduo con algunos de aquellos aficionados), las fallas del 2016 con los toros de Adolfo y sobre todo el concurso de Cuellar del 2016.
Simón, creo interesante para terminar de conocer al torero que profundizaras en estas dos últimas fechas. Fallas y Cuellar 2016.
-Todos sabemos de la importancia de la feria de Fallas, la cantidad de recortadores merecedores de entrar y expectantes por verse anunciados. Después de mí convalecencia se preveía complicada mí inclusión en el cartel. Pero salió la lista, y ahí estaba yo anunciado, con la responsabilidad y presión que ello suponía. No quería fallar a nadie de los que en mí habían confiado. Así que fue duro el concurso, y a pesar de expresarme y terminar siendo vencedor de este, me sentí muy raro. Disfruté de los Adolfo, me expresé, cumplí y gané, pero resultó ser un concurso raro. Bonito, especial y raro.
Mientras que el de Cuellar fue algo muy personal. Desde que el toro de Javier Molina en la Venta de Emperador me propiciara aquella cogida, nunca más me había enfrentado, ni creía que lo haría a un astado de esta ganadería. Estaba anunciada otra ganadería y problemas burocráticos derivaron en que los toros para el concurso fuesen de Javier Molina. Me acojoné, me quería morir, no sabía dónde esconderme. Pero para eso están los amigos, y su apoyo en ese momento fue crucial. Me levantaron el ánimo, me ayudaron a ir hacia delante, hacer frente al miedo y a vencerlo. Tanto me inspiraron que terminó por gustarme y salir vencedor. La verdad que esto fue y es muy emotivo para mí.
A pesar de que él no lo diga, Simón tiene repletas las estanterías de grandes trofeos. 2 años en octubre y Julio en Valencia, las Fallas y Cuellar 2016, Pamplona 2009 y las Finales de Liga de Recorte y Campeonato de España entre muchos otros. Pero ya que Simón no quiere hablar de ello y tras cerrar la temporada del 2016 en Simancas (Valladolid), nos gustaría que nos dijese donde sería posible verlo el próximo año.
-Serán 4 o 5 concursos, en sitios de escasa repercusión y en los cuales me siento a gusto. Precisamente, Simancas es uno de los concursos a los cuales me gustaría volver el próximo año.
A nosotros sólo nos queda desearle toda la suerte del mundo a Simón, que encuentre ese equilibrio de felicidad y agradecerle esos momentos en los que nos ha hecho disfrutar de su toreo.
Ahora despídete de tu afición como creas conveniente torero.
-No quiero dejar pasar la oportunidad de pedir la unión del sector, de que se empiecen a cuidar todos los detalles de este espectáculo que llena plazas, y que si no se cuida se puede ir al garete. Y quiero que vuelva ese trato y valoración entre recortadores, empresarios y afición.
Ahora, sólo me queda despedirme deseando una larga vida a la tauromaquia.
Personal
-Un Referente? Mi padre
-Un compañero? Antonio Ojeda
-Un Ídolo? Sergio Delgado
-Una plaza? Museros
-Una Ganadería? Javier Molina
-Una inspiración? Nuria