Temporada como ninguna para ver carteles de toda clase: mixtos, manos a manos absurdos, otros llamados así ¡entre torero a caballo y a pie!. Y así hasta lo que quieran imaginar. Pero la palma se la llevan los carteles ensalada. Y el colmo ha sido lo de Salamanca.
Ricardo Díaz-Manresa
Se anunciaron sí, carteles con rejoneadores y espadas. Otros de matadores de alternativa y novilleros con picadores. Algunos de con picadores y sin picadores. E incluso con integrantes de las tres categorías.
Pero el más original es el cartel ensalada: poner un rejoneador, un espada de alternativa y un novillero, como en el de Salamanca : Pablo Hermoso en su adiós, Enrique Ponce en su despedida y Marco Pérez en la presentación en su tierra. Ensalada con tres tendencias: el público afecto al rejoneo, el de a pie y el pendiente de los nuevos y de sus debuts. Y parece que no casan y son tardes de público raro o al menos sorprendente y desde luego poco habitual. Los espectadores de los caballos tienen gustos y sensaciones diferentes a los de a pie. Parece que cada grupo quiere ver lo suyo y está sólo curioso o esperando que venga lo que más les gusta cuando actúan los otros. Y no digamos la actitud que ese mismo público adopta ante el maestro consagrado y ante el joven que acaba de llegar. Y encima otra actitud si alguno o algunos de los del cartel se despiden de la ciudad ante su inminente retirada
Muchas sensaciones o decisiones encontradas incluso en una misma tarde.
Incluso tuve la sensación viendo el cartel ensalada de Salamanca de que estaban más en contacto los de a pie y que el rejoneador quedaba a su aire. Abuelo y niño pendientes el uno del otro. Lógico.
Siempre hubo carteles mixtos de rejoneadores y matadores de a pie. Y no olvidemos durante tantos años el número del caballito que consistía en poner a un rejoneador por delante en las corridas de tres espadas. En total, 7 toros. Y parecía un regalo al público y menor consideración para el torero de a caballo.
Tampoco ha sido raro, y sigue la costumbre de para dar más novilladas y oportunidades a los novilleros a los que se llamaba punteros, colocarlos con espadas de alternativa de mucho cartel lo que les valía, si lo aprovechaban, para llegar al doctorado con más fuerza. Y en general era positivo.
Ahora con tantos carteles tendiendo a la ensalada o a la ensalada total la situación se ha desmadrado. En cuanto pueden, con razón o sin ella, las empresas lo mezclan todo. Desde el punto de vista económico, no hay estadística y, desde el torero, no creo que se haya creado una revolución positiva.
Puede, no lo sé ni lo he comprobado, que toreando todos con todos haya resultados mejores y al acostumbrarse a torear antes de tiempo con los de otras categorías superiores sin haber tomado la alternativa o incluso sin haber toreado con picadores .
Pero parece claro que los carteles ensalada no se deben prodigar.