Ha sido uno de los nombres puestos de actualidad al final de la temporada por el torero de más actualidad durante todo el 2025, Morante de la Puebla. Festival por todo lo alto en Madrid pro-monumento. Con todo adelantado porque ya estaba hecha la estatua y se colocó frente a la Puerta Grande de las Ventas, el 11 de octubre, un día antes de que se celebrara el festival.

Ricardo Díaz-Manresa
Todo preparadísimo: cartel de retirados dentro de la feria de Otoño, llenazo, y triunfo de los toreros. Gran éxito se mire por donde se mire, lo que me alegro muchísimo como siempre por todo lo bueno que se haga en honor de un ser humano. Generosidad y recuerdo para un torero que tanto gustaba a tantos.
Supongo que Morante conocería a Antoñete y su biografía antes de decidirse a dar este paso. Y las razones por las que se fijó en él y no en otro. Esos otros que fueron figuras, que también los quiso muchísimo el público de Madrid y que están para el recuerdo en azulejos en los pasillos de la Plaza de las Ventas. Algunos dirán que acumularon más méritos que Chenel para el monumento pero el que lo tiene es él, reconocidísimo torero de Madrid. Morante se adelantó a todos, lo planificó bien y lo consiguió.
Antoñete fue un torero muy cantado por la crítica y por gran parte de la afición, pero que nunca fue figura, ni de lejos. Irregular su biografía, temporada tras temporada, por cogidas, lesiones de huesos que fue su gran fragilidad u otras circunstancias que lo alejaban de actuar en un número razonable de corridas y alejarse de las grandes ferias.
Y fue a menos hasta tal punto que decidió dejar España e instalarse en la América taurina para seguir toreando. Tras un tiempo, cambió de opinión, ya con una edad, y quiso continuar su carrera en España. Y, cuando muchos creyeron que ya no había posibilidad, especialmente por su físico, disfrutó de sus años más cantados y aplaudidos.
Y todos recordando su faena al toro blanco en las Ventas.
Morante no lo pudo homenajear más, mejor y con más cariño: festival pro monumento, torear otro animal blanco en el festival y ponerse por la tarde, la que sería de su inesperada y apoteósica despedida, un terno con el color preferido del maestro.
Fuera de la plaza, con un carácter muy peculiar que conformó una vida sui géneris, alguna vez poco lógica, completaron su personalidad.
Sus niveles toreros que alcanzó en sus años decisivos no fueron los mejores ni los más altos hasta que encontró el éxito inesperadamente en sus últimos tiempos de luces.
Después se dedicó a la tele como comentarista de televisión, con juicios acertados y escasa dicción. Así estuvo bastante tiempo. Y nunca olvidado.
Al final se le cantó por todo lo alto y no se le analizó porque nadie ha contestados a dos preguntas fundamentales en la faena al mítico toro blanco:
1/ ¿Por dónde cogió el estaquillador de la muleta?
2/ ¿Cómo citaba : con el pico o con la panza de la muleta?
Gran torero sí, de enorme belleza, que ha conseguido en Madrid, después de su muerte, lo que alguno de sus compañeros en el cénit soñaron y no lograron.
A quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga.
Así es la vida.







