Mientras un grupo de aficionados a la tauromaquia popular logra sacar adelante un proyecto televisivo para ofrecer festejos de calle y concursos de recortadores, en las últimas décadas el sector profesional taurino no ha logrado encontrar la manera de que la televisión pública española cumpla con sus estatutos y emita toros en abierto.
El nuevo proyecto televisivo “Toros en España Play” es ya una realidad. Se trata de una plataforma que dará visibilidad a los festejos populares ofreciendo contenido de las diferentes modalidades de toro en la calle. El nuevo canal garantiza emisiones en directo y a la carta de concursos de recortes, documentales, resúmenes y una completa hemeroteca. Desde la web, dispositivos de teléfono y televisiones con AndroidTV o Chromecast, Toros en España Play llegará a todo el mundo con un coste anual de 34’50 euros, sólo 19’87 euros si la suscripción si se realiza antes del 30 de enero próximo.
Los aficionados a la tauromaquia popular mueven ficha mientras el sector profesional se paraliza en materia televisiva. El pasado mes de septiembre, Onetoro, que ofrecía gran parte de la campaña taurina, anunció que dejaba de emitir ante la inviabilidad que marcaban las circunstancias. La razón esgrimida era la falta de abobados a pesar de haber anunciado 117 corridas, seis series de producción propia, resúmenes de festejos de más de 40 plazas y retransmisiones especiales.
Toda esa programación no había sido suficiente para superar los 160.000 suscriptores en las fechas más álgidas de la temporada (53.504 en el momento del anuncio del cese), una cifra insuficiente para generar los ingresos necesarios que cubrieran las cantidades que se exigen en concepto de derechos de imagen para retransmitir una corrida en directo según fuentes de la plataforma que, además, añadía que las pérdidas acumuladas superaban los 12 millones de euros después de haber inyectado en año y medio más de 20 millones en derechos de imagen, lo que había provocado que los inversores privados de esta compañía no estuvieran dispuestos a seguir financiando si no se llegaba a un gran acuerdo que hiciese viable la continuidad del proyecto.
El octubre se mantuvieron reuniones con diversos representantes del mundo taurino con el objetivo de exponer la situación, abordar la problemática existente y, sobre todo, buscar soluciones de futuro basadas en un nuevo modelo sostenible. Pero muchos empresarios declinaron la invitación mientras algunas asociaciones de profesionales se ponían a la defensiva. A día de hoy no ha trascendido que se haya producido ningún acuerdo.
Así las cosas, los aficionados al toreo siguen sin saber si podrán ver festejos a través de la pequeña pantalla en 2025. Quienes tengan la suerte de vivir en Comunidades donde las televisiones autonómicas realicen retransmisiones, podrán darse con un canto en los dientes. El resto están condenados al apagón.
Y esa es la verdadera batalla que el sector ha de abordar, la de los toros en abierto, el único escaparate capaz de mostrar qué es verdaderamente el toreo frente a tanto desconocimiento atacante, capaz de promocionar la tauromaquia entre todos los públicos y capaz de atraer a nuevos aficionados.
Hace sólo unos días, Juan Pedro Domecq afirmaba que los profesionales deberían implicarse más en la defensa de la causa taurina. Ahora es el momento. La Fundación y los profesionales tienen la oportunidad y el deber de exigir que la televisión pública nacional cumpla con sus estatutos y retransmita corridas desde las plazas más significativas. Entretanto, unos a pagar, otros a confiar en la suerte y todos a aguantarse.