Para miedo el que pasó Vicente Punzón.
Así lo contaba el propio matador:
“Llegamos a Épila, en la plaza del pueblo, alguien preguntó ¿Como es que llevas estoque? Es un utensilio de torero, nosotros no vamos matando a gente con la espada. No se quedó tranquilo el paisano y llamó a una pareja de la Guardia Civil y se les cuadró el capitán.
Me quitó la espada, quiso romperla pero no pudo. Nos llevaron al cuartelillo y el capit´n le dió una patada en los testiculos a mi amigo, a mi el sargento no me hizo nada. Ordenó que nos pusieran en la carretera y nos dijo que durmiésemos en la estación y después nos fuéramos a Zaragoza. Apareció un coche rojo tocando el claxon y sacó una pistola y dijo “a correr y si alguien se sale de la carretera, lo mato”.
De madrugada la pareja nos dejó. Comenzó a diluviar y nos refugiamos en montones de paja, vimos pasar el coche rojo, aquel hombre parecía un animal buscando presa. Estaba loco. Mi amigo Fernando Calpe decidió que abandonaba”.
Fue una dura prueba para dos chavales que querían ser toreros.