Además del traje de luces, el distintivo profesional de un torero se encuentra asimismo en la coleta.
Hasta tal punto es significativa, incluso aunque sea un añadido artificial, que por él se sabe quien es matador. Vicente Punzón cintaba una anécdota al respecto:
“En Consuegra, de paisano, en casa de unos amigos, dice la señora:
– Mira Angelines, quien ha venido, Vicente Punzón.
Y la hija, una niña de siete años que guardaba la imagen mía vestido de luces, le responde:
– No, este no es Vicente Punzón.
– Cómo que no, se sorprende la madre.
– No, porque Vicente Punzón tiene unas borlitas en el traje y lleva coleta, y este señor no. Mamá este señor no lleva coleta”.