“El chico del cajón”.
No todos aquellos que han soñado ser figuras del toreo, lo han alcanzado.
Este el el caso de un torerillo llamado Miguel Zanón Alonso, nacido en Valencia.
Con apenas 15 años y sin una peseta en el bolsillo, decidió asistir a varias capeas para ir ensayando en lo que pretendía que fuera su profesión.
Como las compañías del ferrocarril jamás han sido generosas, ni han regalado billetes, Miguel se enganchó a un tren en un cajón de los que sirven para transportar ganado. Estamos hablando de comienzos del pasado siglo.
Cuando se disponía a sentar sus reales de forma gratuita, unos empleados de la compañía del ferrocarril oyeron unos gritos de socorro, y es que nuestro personaje se había encontrado con un compañero poco amistoso llamado “Mulatillo”, un ejemplar de la ganadería de Pérez de la Concha, que junto a sus cinco hermanos debía lidiarse días mas tarde.
El jefe de la estación, junto a otros empleados y el mayoral de la ganadería, corrieron presurosos para sacar del apuro al maletilla. Con unas cuerdas lograron izar del cajón al citado viajero, que cubierto de sangre y con múltiples magulladuras en su cuerpo afortunadamente sus heridas no eran lo graves que podían haber sido.
A partir del citado incidente al muchacho le apodaron “El chico del cajón”







