En picao ya en 2022 pero no perdamos del todo la esperanza. El porqué lo avalan muchas circunstancias adversas para que Bilbao haya caído así. No es de esta
temporada y feria sino de muchas atrás. Vengo escribiendo de la decadencia desde hace bastantes años.

Ricardo Díaz-Manresa
En el 2017 me lamentaba en un artículo: “Las ferias vascas” (1 de septiembre) a continuación de otro aviso : “Los llantos taurinos de agosto” (día 10) y antes y después unos cuantos que no cito para no cansar. Viene de largo. No ha habido sorpresa alguna.
Nunca perder la esperanza porque, entre los pocos espectadores, eran casi mayoría los jóvenes. Emocionante ver a la juventud taurina acompañando con sus pancartas a los toreros triunfadores. Lo mejor de este año. Lo mejor. Que los cuiden. Y no eran ni uno ni dos en el ruedo sino muchos. Alegría y esperanza.
Al grano. Causas posibles de esta debacle:
1.- Perniciosa política antitaurina de los partidos de izquierda. Sorda, pero muy eficaz. No tanto como en SAN SEBASTIÁN y mucho menos que en VITORIA, que se cargaron la feria. Y los demás estamentos sociales y taurinos haciendo poquito o nada, salvo algunos coloquios en las sedes de aficionados. En PAMPLONA, lo serán más o menos, pero saben que su marca son los sanfermines y el toro en todo el mundo, que además le reporta muchos beneficios turísticos, sociales, mediáticos y económicos. Y además la gran ayuda a la Casa de Misericordia de los mayores. Lo sienten y llenan la plaza renovando los abonos.
2.- Distanciamiento agudizado mucho por la pandemia que enfrió más a la afición que quedaba.
3.- Falta de identificación del pueblo bilbaíno con el toreo. Le es indiferente aunque vayan algún día suelto a los toros en la feria. Desapareció Marijaia de los tendidos ante la total indiferencia. Creaba ambiente. Era un símbolo.
4.- Afición siempre supervalorada con una coba increíble continua y falsa de los medios informativos como extraordinaria y enterada. Todos, o casi todos, pero especialmente en las transmisiones por televisión. Se comprueba que era más que falso, pero ellos elogiando el interés y expectación grande ante el cartel con las imágenes de la plaza casi vacía.
5.- Público que voló tras ir gratis durante años invitado por las grandes empresas en plena alegría económica. Ni pizca de seguir yendo y…pagando.
6.- Mientras tanto, bajando el abono cada año en una plaza con aforo de 14.781. Pedí el dato de 2022 a una trabajadora de la empresa, que se negó añadiendo que no lo tenía y que carecía de importancia . A lo de saber el número diario de espectadores ni me contestó, mientras en los estadios de fútbol de 1ª y 2ª división se conoce en los luminosos al empezar el partido y transmiten en directo todos los encuentros de ambas categorías al menos por 12 plataformas diferentes. Igualito.
7.- Presidentes con categoría y solvencia que le dieron mucho prestigio. Era muy difícil cortarle dos orejas a un toro para salir a hombros. Y pasaban los años así y se agrandaba la leyenda de exigencia y justicia.
8.- El “toro de Bilbao”, que no se sabe si lo exigen o se lo pusieron en bandeja empresas solventes y aficionada: no ha servido para llevar público.
9.- Escasa presencia de información taurina en los medios locales durante todo el año
10.- Los precios.
11.- Carteles mitad y mitad. En conjunto, poco atractivos
Y a consecuencia de éstas situaciones negativas, viene lo de este año, que reflejaré con detalles en la segunda parte de este artículo “Bilbao en picao ya”







