Orejas de distinto peso para Jesús Duque, que resultó cogido, y Álvaro Lorenzo.
Valencia, 16 de julio.
Tercera de feria
Menos de un tercio de entrada.
Toros de Fuente Ymbro, bien presentados pero de escaso juego.
Jesús Duque (de negro y azabache), ovación y oreja.
Álvaro Lorenzo (de canela y oro), ovación y oreja tras aviso.
Ángel Téllez (de tabaco y oro), ovación y ovación con aviso.
De las cuadrillas destacaron Curro Javier, Alberto Zayas y Andrés Revuelta.
Paco Delgado
Foto: Mateo
No termina de funcionar la feria de julio, al menos en cuanto a asistencia de público y consideración por parte de las autoridades municipales, y tampoco el ganado contribuyó a la brillantez del tercer festejo del serial. Sólo dos de los toros de Fuente Ymbro tuvieron son suficiente para calentar el ambiente y dejar lucir a los de coleta. Para colmo, cuando abrieron la puerta de toriles para que saltase al ruedo el segundo de la tarde lo que apareció fue… un gato berrendo en negro, provocando la rechifla de la poca gente que acudió a presenciar la función. Fue una anécdota, claro, ya que enseguida, naturalmente, salió un toro hermoso y cuajado de Fuente Ymbro que, sin embargo, anduvo muy justo de fuerza y apenas permitió lucir a Álvaro Lorenzo, que dejó un trasteo muy intermitente y de poco calado.
El quinto sacó movilidad y tuvo codicia buscando el engaño, manejando el toledano la tela con no poco temple y limpieza en una faena muy bien estructurada y ordenada que le valió una oreja de peso.
La mucha disposición de Ángel Téllez con su primero se fue disolviendo poco a poco ante la escasa colaboración de su oponente, muy parado y aplomado, al que a fuerza de insistencia le fue sacando los muletazos que tuvo y sólo de uno en uno, ya que la ligazón era imposible.
El sexto salió con pies y tuvo nobleza e interés por la muleta, permitiendo lucir a su matador mientras el de Fuente Ymbro tuvo fuelle, teniendo que recurrir finalmente al arrimón para buscar sacar partido.
Abría cartel un torero de la tierra, Jesús Duque, de Requena, que recibió a su primero con una larga cambiada de rodillas a modo de declaración de intenciones. Brindó, incluso, al público y estuvo luego mucho rato ante la cara del toro, pero sin lograr acoplarse con él. Sólo una primera tanda de derechazos salió limpia. Luego un extraño del animal les hizo a ambos ponerse a la defensiva y la faena ya no remontó, pese a la mucha insistencia de Duque.
El jabonero cuarto tuvo más motor y entrega pero Duque no acabó de llevarle ni someterle en un trasteo voluntarioso en el que permitió demasiados enganchones, llevándose una aparatosa voltereta, con cornada en el gemelo dereco, en el tramo final que contribuyó a que se le concediese una increíble oreja -la espada se le fue a los costillares- que protestó parte del público. Si ya vale todo…