Pues llegamos al 2025, lo acabamos y seguimos igual: impera la tauromaquia del pico. Casi todos, por no decir todos, muletean así. Pico de la muleta para citar, llevar al toro con el pico, preservar la buena distancia entre toro y torero y vaciarlo así. Y los hay que además cogen el estaquillador por la parte extrema pegado al cuerpo.

Ricardo Díaz-Manresa
Y todos además cantan gozosos la faenas de la muleta, como triunfador, bellísimas, completas, hasta históricas. Y da lo mismo que los toros sean muy buenos, regulares o malos: a todos con el pico. Ese pico que resultaría lógico en toros difíciles y que sería un recurso técnico aceptable.
Pero no, picos para todos. En todos los toros, en todas las faenas, en todas las plazas. Y nadie dice ni pío. Hay unanimidad en aceptarlo siempre sin tener en cuenta las posibilidades, o no, que ofrece el toro.
Unanimidad. ¿Han oído alguna crítica o censura o pero a alguna faena?.
Ha habido toreros, y toreros importantes, y tenidos por muy técnicos, y además algunos lo han sido, que han defendido el pico teniéndolo como un recurso aceptable y que nunca rebajaba la importancia y calidad de la faena.
Ahora da lo mismo porque nadie dice ni pío y la tauromaquia del pico está superaprobada. Antes, al menos en Madrid, pero hace ya unos años, censuraban a gritos esta tantas veces trampa torera. Pero el eco se fue diluyendo.
Son los nuevos tiempos, las nuevas normas, las nuevas costumbres. Además, si nadie habla del tema si nadie explica, razona y denuncia, ¿cómo se van a enterar las nuevas generaciones que se acercan al toreo? Últimamente hay muchísimos jóvenes que han aparecido por las plazas, han aportado alegría y novedad, y mucha esperanza para el futuro, pero igual nunca han oído hablar, nadie les han enseñado, lo que es la tauromaquia del pico. Incluso tampoco a los nuevos toreros de las Escuelas porque incluso los que debutan sin picadores, los becerristas, los llamados a ser los profesionales del futuro pegan, con el pico los primeros muletazos de su vida. Y también los que vienen a continuación. Pico, pico, pico y más pico. ¿Tampoco le hablan de esto los profesores de las Escuelas? Pues estamos apañados porque se tienen que ir formando sabiéndolo todo. Y después, en su libertad, que hagan lo que quieran.
Pues, por todo lo anterior, el panorama no es muy optimista aunque poquísimos espectadores, si es que hay actualmente de esos, puede que echen de menos ver torear a un espada con la panza de la muleta.
Incluso no quiero señalar pero faenas que se han tenido por míticas, perfectas e históricas, y no de hoy, han tenido mucho pico. Y no he visto a nadie denunciarlo. Todos calladitos y a seguir el juego, convertido ya en costumbre. Nada que decir, nada que denunciar, nada que señalar. Todo vale.
Y entre unos y otros hemos institucionalizado, tristemente, la tauromaquia del pico.
Ya dije y escribí, y lo repito, que los toreros usan ahora más el pico que los pájaros.







