No existe acto de pensamiento, sin violencia.
El gesto creador produce una fractura en un universo en reposo.
( Lucie Salvayre.)
Hacer efracción es romper, forzar o quitar, en suma, hacer saltar cualquier dispositivo destinado a cerrar el paso.
Jacques Tessier de Montpezat
En lo que nos toca, con Simon Casas, a quien se debe este atinado acierto, digo que la corrida es una efracción porque no sigue el sentido impuesto por la sociedad: la corrida pone en tela de juicio y hace volar en pedazos ciertas evidencias, tabúes, ciertos horizontes culturales muy típicos de nuestra época. Lo iremos comprobando. Añado que esta efracción me parece saludable porque las evidencias puestas en tela de juicio por la corrida son, con creces, engañosas y, que yendo así a contracorriente de la sociedad , me parece que la corrida le puede hacer un gran favor.
¡Miren! Aquí tienen un ejemplo, un tanto humorítico del que he sido la feliz víctima…
- Un domingo de primavera. Me toca celebrar a la vez 15 bautizos en la preciosa pequeña iglesia de Vitry-sur-Seine. En un momento dado, me doy cuenta de que, al fondo, unos diez tipos están charlando y fumando tranquilamente. ¡Menuda falta de delicadeza! Les informo de que si no están interesados y si quieren fumar, están en su derecho pero que hay sitio ahí fuera delante de la iglesia. Cinco minutos más tarde vuelven a las andadas. Voy a sentarme precisando que seguiré con la ceremonia, solo cuando se hayan decidido entre quedarse dentro comportándose adecuadamente, o salir a esperar a que termine…
Junio de 2015, Plaza de toros de Istres. Después de su rotundo triunfo de 2013, Morante vuelve a Istres: llenazo total. Ahí viene. Rumores… Sin mirar a nadie Morante va directo a la capilla con su cuadrilla. Unos instantes más tarde, sale un banderillero a pedir fuego. Morante debe de querer encender una velita… El banderillero vuelve para devolver el mechero y entra de nuevo en la capilla, pero deja la puerta abierta de par en par, cosa que no hacen nunca los toreros. Una nube de curiosos se aglutina delante de le entrada. ¡Vaya discreción! Pero ¿qué pasa ahí? En cuanto se desbanda el gentío, me acerco. ¿Y qué es lo que veo? Pues a Morante de pie, bien plantado frente a la puerta, dando la espalda al altar. Morante envuelto en una impresionante humarada y luciendo un enorme puro. Estoy un tanto indignado, pero ¿cómo reaccionar?… Entonces, me viene a la memoria la canción de Gainsbourg que he escuchado el día anterior:
-Dios fuma habanos….
y Catherine Deneuve le contesta: tú solo fumas Gitanes…..
Mi cabreo se cambia en sonrisa. Si es así como Morante se siente más cerca de Dios ¿Por qué no?…¡Pues sí! Lo que pasa es que Morante solo fuma en los lugares que él considera como sagrados: las plazas de toros… y ¡las capillas! Quién hubiera imaginado que un día , el humo del habano le quitaría el puesto al incienso de Oriente…¡Bonita efracción!
No iré tan lejos como para decir que era saludable. La próxima vez que use incienso no lo haré con habanos: ¡no hace falta convocar a la prensa! Pero, lo que si digo es que el mundo de la corrida es capaz de meter la pata y ofrecer perspectivas insólitas. Ahora bien, nos queda por ver si son saludables o no.
Les propongo una ponencia con dos partes. “La corrida combatida” en eso que le cierra el paso al tsunami de la corriente animalista. Y “La corrida combatiente” porque pone en tela de juicio un orden de las cosas bien establecido.







