Corrida de la Beneficencia en la que Fernando Adrián ha cortado dos orejas derrochando ganas, poderío y verdad.
Las Ventas (Madrid),9 de junio.
Corrida de Beneficencia.
Casi lleno.
Toros de Garcigrande y uno, tercero, de El Pilar.
Sebastián Castella, ovación tras aviso, silencio y silencio.
Fernando Adrián, oreja, silencio y oreja.
Miguel Ángel Herráiz
Foto: Plaza 1
Corrida de la Beneficencia en la que Fernando Adrián ha cortado dos orejas derrochando ganas, poderío y verdad, saliendo por la Puerta Grande, ratificando así su anterior triunfo del 17 de junio del año pasado, Beneficencia, en la que cortó también dos orejas. En principio estaba anunciado Morante de la Puebla, quien no ha podido asistir por asuntos de salud, quedando el cartel en un mano a mano entre Sebastián Castella y Fernando Adrián. Castella no ha tenido suerte con su lote, tan solo su primero dio juego y lo aprovechó cuajando muletazos de buen trazo, pero no acertó con los aceros. Sus otros dos no dieron opciones. Los toros de Garcigrande y El Pilar (3º) variados de presencia y comportamiento, tuvieron fuerzas medidas salvo el colaborador sexto, el mejor del encierro, y el codicioso primero.
Sebastián Castella saludó a su primero, cinqueño, por verónicas destacando tres compuestas, lentas y templadas, junto a una sentida media. Fernando Adrián quitó por tafalleras y remató con quietud a una mano. Replicó Castella por tafalleras, chicuelinas y profundos capotazos de pecho. En la faena de muleta aprovechó la inercia inicial dándole ritmo a la embestida con derechazos, trinchera, cambio de mano y abrochado de pecho. Por el izquierdo fueron intermitentes de a dos, quedándose descolocado y reestructurando terrenos. Volvió al derecho citando de frente en la media distancia, bajó la mano y el buen son y la codiciosa embestida contribuyó a remontar y a conectar con el público. Terminó arrimándose mucho, derrochando valor y con desacierto en la suerte suprema. Su segundo no le dio la opción de estirarse con el capote. Saludó en banderillas José Chacón. Inició con la muleta en terrenos del tercio, embistiendo con la cara alta y escaso desplazamiento. Cambió a los medios y con la derecha dio cuatro a media altura cayendo el toro al suelo. Por el izquierdo al tercer muletazo tenía que perder pasos para intentar ligar. El feble ejemplar terminó con escaso recorrido y sin emoción alguna. Con su tercero mostró tan poca fuerza en el capote que fue imposible pararse e intentar estirarse, tan solo lo hizo en la media. En el tercio se lo pasó de muleta y blandeó. En la siguiente también por el derecho le dio menos muletazos e igualmente perdió las manos. Le dio reposo entre series pero su debilidad fue grande.
Fernando Adrián saludó junto a tablas a su primero con cinco valerosos faroles de rodillas, en pie por verónicas y remató con una vibrante media. Con la muleta inició pasándolo por la espalda y por delante cayendo el toro. Continuó por el derecho, colocándose en el sitio, con series sin obligar dada la condición del astado. Pasó al izquierdo citando de frente y cuajando una serie de cinco llevándolo uncido, con suavidad, temple y transmisión abrochando con un largo pase de pecho y el público entregado. Otra serie por el mismo lado a gran nivel enfervorizó el ambiente. Los cercanos circulares y ceñidas bernadinas finales dieron el paso a la estocada arriba, con la que finalizó la lidia, que fue premiada con una valiosa oreja. Saludó a su segundo por lucidas verónicas a pies juntos con remate de una templada y lenta media. Blandeó en el caballo. No fue devuelto y llegó a la muleta en malas condiciones para ser lidiado. Al primer muletazo se cayó. En los medios lo mantuvo a media altura entre palmas de reprobación de algunos tendidos. Saludó a su tercero, cinqueño, con excelentes y sentidas verónicas. Ángel Otero saludó en banderillas. Brindó al público. Espectacular fue el comienzo con la muleta de rodillas, en el centro del albero, pasándoselo con quietud por delante y detrás. Siguió en pie por el derecho con dos emocionantes series en las que aguantó tardeos y embestidas rebrincadas, tragando sin inmutarse y con el apoyo del público. Por el izquierdo la pasión en los tendidos se desbordó entre naturales largos, entregados y con remate atrás. Al entrar a matar se escurrió dejándola baja para a continuación colocar una estocada arriba. Oreja y Puerta Grande.
