“Y, accidentalmente, comenzó la mascletá”
Pido disculpas por adelantado, porque ya sé que esta anécdota nada tiene que ver con el aspecto taurino, Pero porque considero que tiene gracia, con permiso de ustedes la voy a contar.
El pasado día 30 de abril de 2.017 el Levante Club de Fútbol, ascendió matemáticamente a Primera División.
El Club granota llevaba sobre el tercero de la clasificación una ventaja de 19 puntos, quiere decirse, que aunque el Levante hasta final de temporada perdiera todos los partidos y el tercero los ganase, como sólo quedan seis jornadas, automáticamente pasará a primera. Desde aquí mi enhorabuena más sincera. Valencia merece tener dos equipos en la División de Honor, como los tienen Madrid, Barcelona y Sevilla.
Para celebrar este ascenso hace un par de días el Levante se ha paseado en un autocar descubierto por las calles de Valencia. Hubo visita al Camarín de la Patrona, la Virgen de los Desamparados, Fueron recibidos por el que fue “papable” los días de elección de nuevo Papa, días de fumata negra y finalmente fumata blanca, el cardenal arzobispo de Valencia don Antonio Cañizares. quien se atrevió a decirles. “Ahora a ser los primeros en primera división”.
Posteriormente se dirigieron a la plaza del ayuntamiento donde se habían concentrado varios miles de seguidores. El entusiasmo era desbordante. Subieron al balcón principal los jugadores y todos los acompañantes.
Hubo parlamentos de varias personas para enaltecer el acto. Todo era euforia y felicidad.
Llegado un momento, el setabense Rubén García, también quiso sumarse al evento y empezó diciendo que toda su vida había soñado con estar en ese balcón tan emblemático, donde las falleras Mayor e Infantil, dan la orden para que empiecen las mascletaes con el grito de “senyor pirotecnic ya pot voste començar la mascletá”
Y ahora viene la anécdota. El pirotécnico que se hallaba `preparado para cumplir con su cometido, y no había prestado atención a las primeras palabras de Rubén García, al oir lo de “senyor pitotecnic, ya pot vosté començar la mascletá”, no lo dudó y dio la orden correspondiente.
Se produjo el consiguiente estupor y mayor sorpresa, porque no era el momento de disparar, pero ya era tarde. La mascletá comenzó, si bien, de forma accidental, pero llegó hasta el final.
Lo dicho, accidentalmente comenzó la mascletá…







