Marco Polope y García Torres salen a hombros en su debut con caballos.
Algemesí, 21 de septiembre
Segunda de la Feria de las Novilladas.
Lleno.
Novillos de Lagunajanda, muy bien presentados y de buen juego.
Marco Polope (de blanco y oro), oreja y dos orejas.
García Torres (de azafata y oro), dos orejas y oreja.
Ambos debutaron con picadores.
De las cuadrillas destacó Raúl Martí.
Paco Delgado
Foto: Mateo
Como ya es también tradicional en la Feria de las Novilladas, la lluvia hizo acto de presencia pese a no ser nunca bien recibida. Menos mal que se dejó notar antes, sin influir apenas en el estado del piso, y al final de la función, cuando ya estaba todo el pescado vendido.
Un festejo este segundo del abono triunfal y especial: los dos novilleros salieron a hombros y los dos hicieron su debut con picadores.
Fue por delante Marco Polope, al haber comenzado a torear sin picadores antes. El alumno de la escuela taurina de Valencia dejó patente una vez más su planta, maneras y concepto. Se midió a un primer novillo que empujó con interés en el caballo, estando a punto de derribar, luciéndose luego el novillero al quitar por tafalleras y volvió a hacerlo en una faena de muleta pulcra, aseada y de buen trazo, muy asentada, aunque quizá le faltó enfadarse un poco más con un novillo noble, obediente y bondadoso.
Mucho más dispuesto se le vio con su segundo, iniciando su trasteo con una larga e intensa serie de rodillas. Ya erguido se mostró muy firme, con las plantas atornilladas al suelo para torear muy templado y suficiente ante un ponente de exquisita docilidad.
El salmantino Emilio García Torres dejó una primera faena muy irregular, llevando muy toreado al novillo por el pitón derecho y gustándose al torear en redondo pero no se acopló al hacerlo al natural, consintiendo numerosos enganchones, siendo generosamente recompensado ya que también la mano s ele fue muy abajo a la hora de la verdad.
Al cuarto se le dio muy fuerte en el caballo y legó muy parado a la muleta. Ya bajo la lluvia, García Torres intentó sacar todo lo que tuvo el de Lagunajanda, que materialmente no podía desplazarse tras su pelea en el primer tercio. Pero ese empeño , y el ser breve al matar, le valió otro apéndice.
Llega el otoño y con él la caída de las hojas. En Algemesí lo que caen son las orejas.