Borja Escudero y Álvaro Serrano pasean una oreja por coleta en la quinta de Algemesí.
Algemesí, 25 de septiembre
Quinta de la Feria de las Novilladas.
Lleno.
Novillos de Cebada Gago, muy bien presentados y de buen juego.
Borja Escudero (de negro y oro), oreja y ovación tras aviso.
Álvaro Serrano (de nazareno y oro), oreja y ovación con aviso.
De las cuadrillas destacó David Esteve.
Paco Delgado
Foto: Mateo
Tras dos días dedicados a la promoción y fomento de nuevos valores, la Feria de las Novilladas volvió a su fórmula original, las novilladas picadas. Lo hizo con un muy serio y bien presentado encierro de Cebada Gago que además de presencia tuvo fondo y contenido, sin que sus matadores lograsen sacar todo el partido que ofrecía material tan aprovechable.
Borja Escudero se midió en su primer turno a un novillo muy bien hecho y de bonita lámina que no le dejó lucir en su recibo de capa. Se atemperó en la muleta, sacando el alicantino un trasteo muy intermitente y poco convencido, permitiendo demasiados enganchones y con demasiadas dudas. Mató con eficacia y prontitud y eso hizo que la gente enseguida le procurase una oreja generosa.
El tercero tuvo apariencia de toro, abusando su matador de tirones y brusquedades que dieron con el animal en el suelo varias veces. Fue luego por dos veces al caballo y aunque acusó el castigo tuvo fuelle para embestir con fijeza y obediencia sin que Escudero acabas de meterse con él en otra faena deshilvanada y de poco contenido.
Tiró de repertorio capotero Álvaro Serrano para recibir al primer novillo de su lote, que llegó muy mermado al último tercio debido al fuerte castigo recibido en varas. El novillero madrileño, que le ayudó mucho, llevándole por alto y sin forzar en demasía, anduvo dispuesto y con ganas, muy de cara al tendido y tratando de hacer muchas cosas, paseando otra oreja mercede a la generosidad del público algemesinense.
Con el muy serio cuarto se llevó un arreón nada más ponerse ante el novillo. No acabó de mandar sobre él, pasando sus apuros para tratar, sin lograrlo, someterle. Tardó, además, bastante para acabar con él y eso enfrió mucho el ánimo de la gente.