Álvaro Lorenzo firmó una excelente tarde en la plaza de toros de Requena. La gente todavía habla y no para de aquella tarde, en la que exhibió un excelente nivel. Todo un aldabonazo de un torero que en su momento estuvo las ferias y quiere volver a ellas.

Enrique Amat
“Tuve que matar tres toros por el percance de Román. La verdad es que fue una tarde muy bonita, aunque empezó mal por la cogida de mi compañero y amigo y por eso tuve que matar un toro de Luis Algarra y dos de Adolfo Martín. La tarde me permitió disfrutar, tener unas magníficas sensaciones como torero y encima emocionar al público. Y es bueno que la gente siga comentando todo aquello. Que la tarde haya tenido tanta trascendencia. Yo estoy muy satisfecho por el reconocimiento profesional y la confianza que esto me ha dado.”
Todo un golpe de atención. De un torero capaz. De quien la gente se preguntaba dónde estaba.
“Bueno, yo también. El año pasado fue difícil. Es muy duro cuando uno no se ve anunciado en los carteles. Pero eso tiene que utilizarse para hacerse fuerte, y cuando a uno le den oportunidades, apretar para que luego cuenten de nuevo nosotros. Mi ilusión es abrirme paso y ocupar un hueco en las ferias, que me llamen las empresas. Y ayudar a mi apoderado Manuel Campuzano. Yo ya he estado en las ferias y luego verte sentado no es lo más bonito, pero todo eso te curte.”
Algo tendría usted cuando Pablo Lozano, con la edad que tenía y cuando era usted novillero, le apoderaba y le seguía por todas las plazas.
“Aquello fue increíble. Qué afición y qué dedicación tuvo conmigo. Cada día que pasa me acuerdo de él, no lo puedo olvidar y valoro sus consejos y sus lecciones, que las tengo muy presentes y que me aún me sirven para seguir creciendo como torero. La entrega y la confianza que tuvo en mí fue un privilegio. Y no le quiero fallar. Él, desde el cielo, quiero que me vea y que lo que la adivinaba en mí al final se pueda consolidar.”
Estar con Pablo Lozano fue como hacer un máster en Estados Unidos.
“La verdad es que sí. Que un aficionado y un profesional como él, al que le podemos considerar como el número uno de los taurinos, y además un excelente aficionado y un gran torero, se volcase tanto conmigo, fue algo increíble. Él se dedicó plenamente a mí, en invierno, en verano, en los tentaderos, en la plaza, toreando de salón, día tras día. Me llamaba por teléfono con frecuencia, tenía mucha ilusión y afición, y cada día que pasa valoro más todo aquello que me transmitió. Le doy un gran valor e importancia. Había cosas que me decía y que yo no entendía en aquel momento. Y ahora sí. Una vez alcanzada ya una cierta madurez personal y profesional, me doy cuenta de que en todo lo que me decía tenía razón. Por ejemplo, me comentaba que un triunfo en cualquier plaza, aunque fuera de tercera, te encumbraba. Yo aquello no lo veía claro, él me decía que un triunfo fuera donde fuera, no necesariamente en una plaza de primera, te podía poner en boca de los aficionados. Y lo de Requena no ha dejado de darle la razón. Si cuajas un toro, todo el mundo acaba hablando de tí.”
Uno siempre piensa que los toros también tienen que tener suerte en el sorteo, no solo los toreros.
“Al final todos tenemos que tener suerte. Los toros de Adolfo Martín, por ejemplo, piden un trato con suavidad, sin tirones, dejarles la muleta puesta, despacio, para que se enganchen, consentirles y que pasen cerca de las piernas. Tacto y muñecas engrasadas, sin tirones. Y eso les ayuda a sacar su buen fondo con ese buen trato. Cuando lo haces, son agradecidos. Yo disfruté mucho con estos toros, y quizá les supe sacar todo lo que tenían dentro. “
Valor, firmeza, temple. No dice usted nada.
“Para estar bien con un toro, hay que tener muchas cosas. El tacto también, y utilizar los toques, la confianza y el valor para ser capaz de que se te vengan despacio, aguantarles. Yo me encuentro en un buen momento, con mucha seguridad, confianza y compromiso. Es un trabajo de mucho tiempo de preparación y que al final acaba dando sus frutos. Aunque hay veces que uno tiene que entrenar sin ver horizonte, pero no se tiene uno que aburrir. “
Siendo un torero joven, el año que viene se cumplirán ya diez años de alternativa. Aquel 14 de mayo de 2016, cuando en Nimes se hizo doctor en tauromaquia de manos de El Juli con Castella de testigo.
“Pues algo de eso hay, porque uno se cree joven y se ve joven, pero cuando se da cuenta ya lleva diez años de matador. Es una efeméride bonita. Y será una temporada importante. Yo me siento joven, pero también estoy maduro. Tengo seguridad, confianza y el cuajo y el poso que dan el paso de los años. Estoy en un momento bueno y perfecto para romper y dar un gran paso adelante en mi carrera y volver por donde empecé.”
El Juli hizo con usted como hacía Antonio Ordoñez. Quiso ser su padrino de alternativa y también de la confirmación.
“Para mí fue un placer y un privilegio. Además, compartíamos apoderamiento, toreaba mucho con él en el campo, y tenerle de padrino fue para mí un lujo. Siempre me he fijado en él y le he admirado. Es de los tres toreros de los que más he aprendido, uno de mis referentes. Para mí fue un sueño, y me siento privilegiado de que él me diera la alternativa.”
Y yendo un poco para atrás, qué bonita etapa de novillero con toreros como sus amigos Román y Ginés Marin.
“Pues sí, toreábamos mucho y fuimos los líderes del escalafón. También estaban por ahí Roca Rey y Varea entre otros. Había gente muy buena. Funcionamos. Es lo bonito de esto. Y luego están los momentos que atravesamos los toreros. Hay rachas y dientes de sierra, subidas y bajadas. Todos los pasamos. Pero hay que estar al pie del cañón. Nosotros vivimos una bonita etapa en una época en la que había una gran baraja de novilleros. Muy importante. Ojalá todos sigamos muchos años toreando por esas plazas y nos sigamos viendo en las ferias. “
Es importante no aburrirse.
“Y no es fácil. Porque cuando uno se ve olvidado, hay que tener una fuerza interior muy importante. Entrenar como si se torease al día siguiente, y que le pille a uno preparado. Porque si uno se aburre y se deja, cuando llega la oportunidad no le coge bien preparado. A veces, y a mí me pasó y lo tengo que reconocer, pierdes la confianza en ti mismo, pero no te puedes aburrir. Porque, como pasó el otro día en Requena, luego viene el triunfo y el reconocimiento tan bonito que te dan los profesionales y los aficionados. “