Esta mañana, y por sorpresa, ha aparecido limpia de la pintura con que fue ensuciada hace cinco meses, la estatua que recuerda a Manolo Montolíu en la plaza de Valencia.
Casi cinco meses después de que incívicos activistas antitaurinos atacasen la estatua de Manolo Montolíu, manchándola con pintura blanca, el monumento ha aparecido limpio y resplandeciente. Pero no ha sido por obra y gracia del Ayuntamiento, a quien correspondía la tarea y que en ningún momento mostró voluntad ni deseo para reparar los daños, sino que ha sido gracias a la decidida acción de un aficionado, José Luis Ortiz, presidente de la asociación De Tinto y Oro, quien, junto a unos amigos, harto de que nadie tomase cartas en el asunto, cogió agua, detergente, trapos y una esponja y limpió los churretones que mancillaban la escultura que recuerda al desaparecido torero en la explanada que rodea la plaza de toros de Valencia.
Una faena también de puerta grande.
