En la primera corrida de la Feria de Pentecostés de Nimes.
Después de casi tres años desaparecido de los ruedos, y casi de la vida pública, Enrique Ponce volvió a vestirse de luces en lo que fue uno de los grandes acontecimientos de la temporada. Nimes fue la plaza elegida para este tan esperado retorno, que no es sino el prólgo de su adiós definitivo.
Y su vuelta a las plazas generó no poca expectación, puesto que varios días antes del festejo, celebrado el viernes 17 de mayo, ya no quedaban entradas disponibles en el Coliseo para presenciar esta función en la que alternó con Talavante y David Galván.
A plaza llena, a rebosar, hizo el paseíllo enfundado en un terno lila y oro, combinación que nunca antes había usado. Tras ceder los trastos y el primer toro a David Galván, que confirmaba su alternativa, llega su primer turno. Su primer toro desde que actuase en León el 20 de junio de 2021. Pero no hubo suerte. Le correspondió un animal flojo, sin fuerza, que perdía las manos en cuanto que se le apretaba. Faena de temple y torería de Ponce, dando sus tiempos al animal y buscando una embestida a media altura en la que fue imposible ligar dos muletazos seguidos. Sonó un aviso y fue silenciado.
Con el cuarto salió a relucir su maestría ante un oponente que no le puso las cosas fáciles. El oficio y su buen hacer fueron la clave para sacar todo lo que tuvo el juanpedro y cuajar una magnífica faena de menos a más y en la que no faltaron sus poncinas para poner la plaza en pie. Mató de una gran estocada que le vale una oreja, siendo fuertemente ovacionado y obligado a dar dos vueltas al ruedo.