Deslucida tarde en Las Ventas por culpa de toros descastados.
Las Ventas, 17 de septiembre.
Algo más de un cuarto de entrada (6.235 espectadores).
Toros de Partido de Resina, Sobral y un sobrero, 3º bis, de Hnos. Collado Ruiz.
Octavio Chacón, ovación y silencio.
Juan de Castilla, silencio y vuelta al ruedo.
Ángel Sánchez, ovación y silencio.
Miguel Ángel Herráiz
Foto; Plaza 1
Segunda corrida del ciclo Desafío de ganaderías con toros de Partido de Resina (1º, 3º, 4º), Sobral (2º, 5º, 6º) y 3º bis sobrero de Hermanos Collado Ruiz. Todos con buena presencia y exigentes salvo el bravo e inválido primero con el que confirmó Juan de Castilla. Su segundo de Sobral fue violento, manso y bronco en la muleta pero le plantó cara en el último tercio sin probaturas con una faena de total entrega y conexión con el público. El Presidente denegó la oreja insistentemente pedida aunque mató de estocada arriba perdiendo el engaño al salir de la suerte. Octavio Chacón tragó con su deslucido y peligroso primero en una emocionante faena cuyo culmen consistió en tres meritorios naturales que el público agradeció por la dificultad y poderío en su ejecución. El otro de su lote no tuvo recorrido y buscó con ambos pitones. Ángel Sánchez estuvo valiente frente a un incierto ejemplar, al que cuajó dos excelentes naturales de a uno a media altura, y mató con el estoconazo de la tarde. Al que cerró plaza se lo pasó cerca con la muleta pero no mandó lo suficiente para rematar detrás.
Octavio Chacón saludó con el capote a su primero sin lucimiento por el escaso recorrido y brusquedad en el embroque. Empujó en el caballo y cortó en banderillas. Desde el inicio del tercer tercio midió, no humilló ni se entregó. Octavio aguantó parones y en un alarde de valor, torería y verdad se cruzó por el izquierdo e instrumentó con pureza tres naturales en los que el respetable pasó de la emoción al enardecimiento. Su segundo apenas pasó con el capote y optó por bregar sin posible lucimiento. Con la muleta lo intentó por ambos pitones pero iba recto al cuerpo. Midió con insistencia, soltó la cara y desarmó. No estuvo acertado con el verduguillo.
Juan de Castilla confirmó con un toro de Partido de Resina, de excelente presencia, al que recibió con dos templadas y sentidas verónicas. Blandeó en el caballo. Lo cuidó sin obligarlo con la muleta y, aunque fue noble, la escasa fuerza desmereció el buen hacer de Juan que cuajó muletazos de calidad por ambos pitones sin la transmisión necesaria por la feble naturaleza del toro. En su segundo salió a por todas pero no tuvo fijeza en el capote. Brindó al público. Citó de lejos, desde los medios, y aguantó los violentos y peligrosos embroques iniciales plantando cara de poder a poder. Ligó por el derecho rematando con el de pecho en dos arriesgadas series. Por el izquierdo los tuvo que dar de a uno. Aguantó derrotes. Se entregó en la suerte suprema.
A Ángel Sánchez le devolvieron su primero de Partido de Resina. Salió como primero bis un sobrero de Hermanos Collado Ruiz de 620 kilogramos al que le faltaban dos meses para cumplir seis años. Bajó el capote en el saludo y remató con la media en el centro del ruedo. No humilló en la muleta y se lo pasó en series por el derecho a media altura. Por el izquierdo sólo los admitió de a uno. Ángel mostró decisión y firmeza frente a su complicado y aparatoso ejemplar. Su segundo no se entregó en la primera vara y en la segunda salió huyendo. Tuvo recorrido en la muleta pero no terminó de acoplarse.