Es fundamental cuidar la indumentaria del torero, porque cuando menos se piensa, “salta la liebre”.
En la escena, Victoriano Valencia y su mozo de estoques antes de celebrarse un festejo en Barcelona, allá por el año 1962.
– Manoliyo ¿qué vestido has preparado?– pregunta el matador.
– El grana y oro, maestro. Le gusta ¿verdad? – responde el mozo de espadas.
– Está bien, está bien, me gusta… pero da la casualidad, Manoliyo, de que hoy toreo un festival…