Domingo 9 de noviembre de 2025. Plaza de toros de Bocairent. Buena entrada en mañana soleada. Astados de La Lucica, bien presentados y de buen juego en general. Alejandro García, de la escuela de Guadalajara, vuelta. Jorge Escamilla, oreja. Hugo Masiá, oreja. Iker Rodríguez, oreja. Pablo Torres, dos orejas. Entre las cuadrillas destacó con la puntilla Adrián Merenciano y en la lidia Luis Pizarro. Presidió María del Mar Sanchis.
Enrique Amat, Bocairent
La plaza de toros de Bocairent fue escenario de una clase práctica con participación de alumnos de las escuela de tauromaquia de Valencia y Guadalajara. Un festejo que se iba a celebrar el 12 de octubre, pero las inclemencias meteorológicas obligaron a aplazarlo. El espectáculo comenzó a las once y media de la mañana con entrada gratuita para todos los aficionados, quienes se dieron cita en buen número en los tendidos del centenario coso. Colaboraron en la organización de este festejo la peña taurina Espla y la asociación cultural taurina de Bocairent.
Fue uno de los últimos festejos del curso, ya que todavía restan las intervenciones de Israel Guirao en Linares, Molina de Segura y Dólar. Tras el paseíllo, se guardó un minuto de silencio en memoria del subalterno de Castellon Josele.
Se lidiaron astados de La Lucica. Bien presentado el primero, que fue y vino en todo momento. Algo brusco, pero metió la cara y repitió en todo momento, y siempre buscó muleta , y tuvo la virtud de durar mucho. Con todo, a veces quiso irse para las tablas y se metió por dentro, pero sirvió.
El castaño, algo lombardo y bociblanco segundo, bien presentado y con mucho volumen, fue y vino. Muy rematado, metió la cara con fijeza, calidad, celo y repitiendo incansable las embestidas. El negro tercero fue extraordinario para el torero. Templanza, fijeza, obediencia, humillación e incluso bondad. Al colorado, ojo de perdiz y bociblanco cuarto, más abierto de cuerna, le costó un poquito más. Algo más desrizado y falto de fondo, quiso más que pudo. Y el quinto tuvo buen fondo, aunque resultó muy claudicante.
Alejandro García, de la escuela de Guadalajara, se mostró como un torero enterado y con oficio. Firmó un trasteo de larguísimo metraje, siempre queriendo, aunque algo escaso de firma.
Jorge Escamilla, sobrado de entusiasmo y actitud, lanceó con vibración y pareó con espectacularidad, a pesar de ser seriamente volteado contra las tablas. Luego exhibió un buen aprendido oficio, soltura y sentido de la ligazón en un trabajo que conectó mucho con los tendidos. Mató de un pinchazo y una estocada.
Hugo Masiá manejó el capote con cadencia, y en banderillas lució clavando reunido y arriba. Muleteó con sentido de las distancias y de la ligazón, con templanza y cadencia en un trabajo de notable concepto.
Iker Rodríguez lanceó con soltura y luego tuvo el detalle de invitar a banderillear con él a sus compañeros de Algemesí Hugo Masiá, Juan de Rocio y Víctor Roig. Luego anduvo centrado, puesto y solvente ante su antagonista. Pisó los terrenos con firmeza y actitud, dejando siempre la muleta puesta y tirando del astado con sometimiento.
Pablo Torres se fue a la puerta de chiqueros a saludar a su antagonista. Torería y sabor tuvo su apertura genuflexa de faena al cierra plaza. Firmó muletazos de gran expresión y torería en una labor de buen concepto, con muletazos de rutilante firma, aunque quizá le faltó encontrar la distancia a su antagonista y por ello no terminó de tomar vuelo. Pero causó una muy buena impresión. Mató de una buena estocada.
Foto: Litugo







