El 50º aniversario del fallecimiento del artista malagueño Pablo Picasso ha sido conmemorado por la firma textil Zara. La marca de Amancio Ortega ha querido reconocer la genial obra del pintor malagueño diseñando una sudadera taurina que ya está a la venta tanto en la web de la marca como en las diferentes tiendas ubicadas por la geografía española. La prenda reproduce la obra Le Picador II, fechada en 1961, en la que se puede observar la figura de un picador junto a un torero. La litografía de Pablo Picasso ha sido reproducida en blanco y negro en la parte trasera de la sudadera, mientras que en la parte delantera de la misma se puede contemplar la firma del pintor.

El pintor malagueño Pablo Ruiz Picasso, nacido en Málaga el 25 de octubre de 1881, hijo de José Ruiz, profesor de dibujo, y María Picasso, se interesó desde niño por el espectáculo taurino, como certifican los dibujos infantiles que se conservan en el Museo Picasso de Barcelona. El primero fue el titulado El picador amarillo.
Picasso hizo de la relación del toro y el caballo uno de los soportes argumentales de su obra más célebre, el Guernica, en la que la agresividad del toro con el caballo en la suerte de varas se empareja con la de los presuntos culpables del conflicto bélico. El toro y los símbolos del mismo intervienen en otras muchas de sus obras, ya con la forma del Minotauro, ya bajo la silueta de una mujer torera o en la mera representación
Es, además, autor de una Tauromaquia, de calidad pareja a la de su antecesor Goya.
Muchas de sus composiciones pueden considerarse como un preludio de su Guernica. Un ejemplo claro de ello es el cuadro Corrida de Toros, fechado en 1934, en el que destaca la figura del caballo y, especialmente, su cabeza erguida en el último estertor de la muerte. También, la descoyuntada imagen del toro que aparece en su famoso grabado Minotauromaquia.
Picasso confesó en más de una ocasión que lo que más echaba en falta en su exilio francés eran las corridas de toros, aunque curaba su nostalgia asistiendo a todas las que se celebraban en Nimes, Arles y otras plazas del sur de Francia.
En ellas entabló una gran amistad con Luis Miguel Dominguín.
En otro orden de cosas, este artista sufrió una crisis en 1935 y buscó refugio espiritual en la poesía, para lo que se inspiró en lo taurino. En su obra poética hay que reseñar: Toros y toreros composiciones como Lengua de fuego abanica, La corrida y Recogiendo limosnas, en la que escribe:
Recogiendo limosnas en su plato de oro vestido de jardín,
aquí está ya el torero,
sangrando su alegría entre los pliegues de la capa
y recortando estrellas con tijeras de rosas,
sacudiendo su cuerpo la arena del reloj,
en el cuadro que descarga en la plaza
el arco iris que abanica la tarde del parto.
Sin dolor nace el toro, que es el alfiletero
de los gritos que silban la rapidez de la carretera.
El Museo Picasso de Barcelona, sito en la calle Moncada acogió, en octubre de 1993, la muestra Picasso. Toros y Toreros. Una exposición que recogía cerca de 200 obras, desde la litografía al lienzo, pasando por grabados, esculturas y cerámicas. Tuvo un gran éxito los tres meses que estuvo abierta. Y significativo es lo que el alcalde de la ciudad, por entonces Pascual Maragall, escribió en el texto de su catálogo: “El joven Picasso, atraído por participar en el bullicio y de las inquietudes que mueven a Barcelona, intensifica en nuestra ciudad su asistencia a las corridas de toros. De esta manera, las pinturas de tema taurino alcanzan una nueva dimensión que entronca con la de otros artistas catalanes más o menos próximos, como Canals y Casas.” Un año después, este ayuntamiento, con otro alcalde al frente, proclamó a la ciudad contraria a las corridas de toros.