La ensolerada peña taurina Los Machacos de Valencia celebró ayer su junta general, en la que se conmemoró el VII aniversario de su fundación, que tuvo lugar el día 30 de noviembre de 2011, festividad de San Andrés. Con este motivo, se presentó y bendijo un Machaco de Honor, obra del artista de Meliana Rafa Mir, para presidir las reuniones de la entidad.
Su presidente es el magistrado y escritor Mariano Tomás Benítez. El vicepresidente es Jaime Sanz, el tesorero Juan Mompó y el portavoz Marcelino Belenguer. Como socios vocales se encuentran aficionados de tronío, abonados a las contrabarreras de los tendidos 4 y 5 de la plaza de Valencia: Javier Mompó, Vicente Sanz, Carmelo Coll y Manolo Carrión. Y quien suscribe. Esta peña cuenta asimismo con su particular capellán, Jorge Miquel Aguilella, y está compuesta por nueve miembros con carácter de numerus clausus. Y es que únicamente se puede acceder a la misma para sustituir a uno de sus componentes en caso de fallecimiento.Todos ellos viajan a diversas ferias taurinas, entre ellas las de Pamplona y Bilbao
Su presidente, Mariano Tomás, describe la peña con acertadas palabras: “Tengo el honor de moderar los tensos debates de Los Machacos. Se trata de una peña nostálgica y antiestautaria que se reúne en una sacristía laica. Sus componentes practican la curiosa costumbre de acordar los premios y distinciones, con anterioridad a la feria, a tenor de la actitud de los protagonistas taurinos en relación al cartel anunciado. Entienden que a partir del primer paseíllo, los únicos premios adecuados son los que otorga el respetable en los tendidos con sus aplausos y moqueros, partiendo de la consideración bienintencionada de que la autoridad presidencial sea proba.”
Son los premios Macrodídimo y Didimopático, destinados a premiar lo mejor y lo peor de las ferias de fallas y julio, que se deciden por absoluta unanimidad.
Y también otorga el galardón Machaco de Honor. Hasta el momento, algunos de los premiados han sido el matador de toros valenciano Román, el periodista y escritor Javier Villán, el galerista y aficionado Francisco Puchol, el cirujano jefe de la plaza de toros de Valencia Cristóbal Zaragoza, el periodista, editor y director de Avance Taurino Paco Delgado y el torero segoviano Víctor Barrio, in memoriam.
Merece ser recordada y releída la portentosa descripción que hizo el poeta y crítico taurino y teatral Javier Villán de esta peña, cuando recibió su Machaco de Honor en marzo de 2014 junto al recordado Paco Puchol. Una pieza extraordinaria que es un placer volver a leer: “El magistrado Mariano Tomás ejerce de juez de paz en una peña beligerante, que se define como romántica y antiestatutaria; yo le añado lo de unitaria dentro del caos, gracias al moderantismo de Juan Manuel Mompó, un sosegado patricio de vuelta de casi todo; y al moderantismo relativo de Jaime Sanz y Vicente. Marcelino hace de portavoz de sí mismo; es su voz, la de los Machaco, la de los tendidos de sol y los tendidos de sombra: es el gobierno y la oposición. O sea que Marcelino es un orfeón polifónico. Amat es el escriba, el asesor periodístico de lujo; recientemente ha organizado, en una primorosa edición, los escritos de Mariano Tomás y ha publicado una biografía de Guillermo Ciscar Chavalo. Y tiene por estrenar un divertido sainete, El niño de Barrionuevo. Y Javier es el heredero natural, por temperamento y por educación de Francisco Puchol; en él tenía puestas Puchol, el profeta Pucholias, todas sus complacencas taurinas y esperanzas de futuro, y supongo que es uno de los revulsivos de los Machaco. Con Carmelo que acoge en su casa la sede social de la peña y con Vicente, el otro Vicente, alias Caramelos, se completa una peña, minoritaria, pero dirigida a una “inmensa minoría”, como Juan Ramón Jiménez quería para su poesía. La mayor emoción de la noche fue compartir el recuerdo de Puchol, nuevo Machaco de Honor, que recogió su hijo del mismo nombre. El profeta Pucholías ha dejado huella: vivir en la vida de la fama, que decía Jorge Manrique. Con el corazón en la boca, Juan Manuel Mompó hizo la oración fúnebre. En los Machaco hay un joselitismo fundacional, un vehemente tomasismo hereditario y un poncismo muy matizado y discutido”.
Foto: Jorge Miquel Aguilella y Marcelino Belenguer