Enrique Amat
Porque hasta hace unos años, cuando dejaron de celebrarse festejos en este singular coso taurino de estilo mudéjar, conocido como “La joya levantina”, era todo un placer y un privilegio poder acercarse los domingos por la tarde a esta plaza, sita junto a la antigua carretera. Y presenciar festejos taurinos de la más variada condición.
Y es que en ella se daban desde corridas de toros con figuras del toreo, casos de César Girón, Antonio Bienvenida, Domingo Ortega, Julio Aparicio, Mondeño, Curro Romero, Diego Puerta, El Viti,Manuel Benítez “El Cordobés”, Paco Camino, Palomo Linares, Alfredo Leal, Enrique Ponce, Curro Durán, Luis Francisco Esplá, Jesulín de Ubrique, Litri, Rivera Ordóñez entre otros. Y valencianos como Ricardo de Fabra, Julián García, Santiago Lopez, Copetillo y un largo etcétera. Y también tomo allí su segunda alternativa el coletudo valenciano Francisco Barrios “el Turia“.
Incluso Espartaco debutó con picadores en esta misma plaza, al igual que lo había hecho su momento Palomo Linares. No faltaron rejoneadores importantes como Ángel y Rafael Peralta, Ginés Cartagena, Joao Moura, Fermín Bohorquez y otros muchos.
En esa plaza uno tuvo la oportunidad de presenciar la alternativa de un ignoto coletudo de Elda, ya talludito, con el apodo rimbombante del Niño de la Palma. Y quien tuvo como padrino a Ruiz Miguel y como testigo ni más ni menos que a José María Manzanares.
Uno también tuvo la ocasión de ver el primer paseíllo vestido de luces, luciendo un terno blanco y plata y en calidad de sobresaliente en una novillada económica, del que luego sería matador de toros de Murcia Pepín Liria.
Y también fue Ondara marco de la celebración de muchos festejos de promoción con alumnos de la Escuela de Tauromaquia de Valencia, en los tiempos que Sebastián Rodríguez estaba al frente de la plaza. Como lo estuvieron en su momento personajes como el crítico taurino Jesús Lloret “Recorte” o el empresario jienense Juan Gutiérrez Puerta.
No faltaba en estos festejos la presencia de un rejoneador, y Ondara también fue escenario de singulares festivales que organizaba la peña taurina Maestranza de Dénia.
Eran festejos que tenían un sabor especial. En ellos, los tendidos de la plaza se veían repletos no solo de aficionados, sino también de turistas que los llenaban de sabor y color. Sobre todo alemanes, Y también franceses e italianos. Guapas mujeres, exiguos vestidos, ebúrneas carnes, algarabía. Una forma especial de vivir y sentir la fiesta de los toros. Festejos de verano, atractivos y que contribuyeron a difundir la fiesta de los toros.
Hace ya unos años, la plaza no alberga espectáculos. No debido a la crisis del coronavirus, sino por otros temas. Eso sí, las autoridades locales se han preocupado de conservar el coso en un perfecto estado de revista. Y es que está como un cromo. Y en él, eso sí, se siguen organizando festejos taurinos populares, así como todo tipo de eventos culturales y artísticos. Un recinto que sigue siendo todo un referente.
La plaza de Ondara fue inaugurada el 28 de octubre del año 1901. El precio de las entradas para este festejo osciló entre las cinco pesetas de la general de sombra, cuatro la general de sol y la más cara 10 pesetas la barrera de sombra. Aquel día se lidiaron seis toros de Doña Prudencia Bañuelos Salcedo, de Colmenar Viejo, con divisa azul turquí, por Antonio Guerrero “Guerrerito” quien vistió de carmín y oro y Rafael Molina “Lagartijo Chico”, quien lució un terno celeste y oro. El primer astado que se lidió fue Chavalito.
La joya Levantina fue reconstruida en el año 1957. Estas obras de reconstrucción del inmueble se inauguraron el domingo 23 de mayo del citado año. Lo fue con una novillada organizada por la empresa “Espectáculos Ondara”. Ese día se lidiaron reses de José Garde López, de La Carolina, por las cuadrillas de Antonio Vera, Antonio Martínez “Sanluqueño” y Joselito Moreno.