Me sorprende tanto, que exista tal asombro por el No es No, de la Casa Balañá a la apertura de nuestra Gran Dama.
Para mí no ha sido ningún sobresalto, y los que me conocen, y los me han querido escuchar, saben que desde hace años sostengo que la decadencia empresarial taurina de esta familia, lleva demasiado tiempo en caída libre sin que ello le produzca el más mínimo vértigo ni disgusto. No sé si será porque al final de la caída, se espera una suculenta oferta económica por la plaza, o quizás porque atesoran tantísimas riquezas que un porrazo tan insignificante, no es motivo de preocupación para ellos. En cualquier caso, lo que no es de recibo, es ver como tu negocio agoniza y ante ello mostrar más apatía que Cagancho en Almagro, una aptitud que ha sido emblema para esta dinastía de segunda y tercera generación.
¿Qué la situación política catalana en muy grave?, está claro. ¿Qué la prepotencia degenerativa y xenófoba de estos dirigentes es un hecho?, también. Pero la empresa Balañá, no puede ir de víctima de una demencia totalitaria que se ha cocido a fuego lento. Ha habido tiempo de sobras para reaccionar con cortafuegos eficaces, como en su día hicieron con el doblaje de las películas al catalán, aquí sí que defendieron sus intereses ante la dictadura absolutista de la política catalana.
¿Por qué con los toros no hicieron lo mismo? Conociendo la debilidad monetaria de la tercera generación reinante, no creo que la parálisis mostrada y el sospechoso silencio que mantienen al respecto sean por miedo, yo no lo creo, como tampoco creo que lo que otros llaman una traición, vaya en contra de sus propios intereses.
Habrá que estar muy pendiente como se resuelve la enajenación política, que está llevando a Cataluña al borde del abismo, entonces los silencios y la parálisis de estos magnates financieros, se revelarán con claridad para que la historia los juzgue como se merecen.
Así que como ya dije hace unos meses; Sres. Balañás sitúense correctamente en el selfie, que la historia los recordará como queden retratados.
José Luis Cantos Torres, biógrafo de La Monumental de Barcelona.
