Hace escasas dos semanas hacía referencia en el programa radiofónico “Patio de Cuadrillas” dirigido por el periodista taurino Carlos Bueno sobre la preocupante situación de la pérdida de peso con que algunos animales llegan a ser exhibidos por las calles de nuestra comunidad provenientes desde su finca madre.
Maxi Mollá
Más concretamente hacía referencia a la llamativa diferencia entre astados hermanos de ganadería y camada llegados desde cebaderos valencianos y los desembarcados directos desde la finca de origen. En aquella ocasión, me llamó la atención los animales marcados con un hierro onubense y exhibidos en el municipio valenciano de Massalfasar, hoy, quince días y varios festejos después, compruebo que no sólo ocurre esto con los toros de este hierro, sino que son muchos los animales procedentes de afamados hierros los que llegan a nuestra comunidad con un aspecto muy diferente a cuando fueron adquiridos. Una desmesurada perdida de peso no achacable en su totalidad a los quebrantos del viaje. ¿A que es debido esto?, pues no lo sé a ciencia cierta, pero lo que si se, es que mientras todo esto sucede, los que debían defender los intereses de los aficionados e inventores de la “lista negra ganadera” se han olvidado de esta y parecen estar más interesados en que les salgan bien los números a profesionales y políticos que en realizar la función que les corresponde desempeñar por el cargo que eligieron ostentar.
Tras lo cual, ganaderos, asociaciones y aficionados deberíamos descifrar y respetar los valores de una frase tan sencilla y profunda como resulta; “Ut nullus Deus tuusn” (nadie como tu Dios toro).
